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Escrito el día 15-junio-2023 por Juan Toral
A veces, mientras desayuno en una cafetería, contemplo con pena, como hay personas que a diario se “toman” el café más caro del mundo: una taza que sirve como excusa para anclarse en la máquina tragaperras mientras cada cierto tiempo, pide cambio en monedas al camarero. Existen infinidad de adicciones: a sustancias tóxicas, a la ludopatía, a la comida basura, al trabajo e incluso hasta a relaciones y personas tóxicas. Lo cierto es que todas ellas comparten una base fisiológica que hace, que, aunque con matices, el abordaje pueda ser parecido y necesiten pasar por un centro de desintoxicación (revitas) para hacer un estudio integral y personalizado de cada caso. Porque, aunque las adicciones suelen compartir “anatomía”, cada persona y cada caso son diferentes.
Dentro del abanico de clínicas, están las especializadas para cada adicción, como por ejemplo un centro desintoxicación marihuana.
La adicción sería la necesidad compulsiva que una persona experimenta para consumir sustancias con alto potencial de abuso y dependencia, que poco a poco termina invadiendo todas las esferas de la vida de esa persona, que terminan focalizando sus esfuerzos en consumir dicha sustancia, dejando a un lado el interés por otras actividades o experiencias que antes les resultaban placenteras. La conducta adictiva termina afectando a la persona en las diferentes vertientes vitales: relación de pareja, amistades, trabajo, y también, a la salud física y psíquica.
Pero, ¿por qué se perpetúa una adicción? ¿Qué ocurre en el cerebro para que las personas con una adicción compartan comportamientos? La clave de todo esto se encuentra en la DOPAMINA.
Cuando una persona con una adicción consume la sustancia a la que es esclava, a nivel cerebral se activan de manera artificial unos circuitos de recompensa y refuerzo, debido a la estimulación del sistema dopaminérgico, que da como resultado, que, en el cerebro, en un área conocida como núcleo accumbens (situado en el hipocampo), se produzca un aumento de los niveles de dopamina. Sustancias como la cocaína o las anfetaminas, estimulan de manera directa esta vía, mientras que otras como los opiáceos, lo hará de manera indirecta.
Las sustancias adictivas tiene un efecto similar al de las recompensas naturales como podrían ser el sexo o la risa, a nivel neurobiológico, pero la diferencia radica en que las recompensas naturales producirán un efecto saciante que tras su ejecución, dará paso a un descenso progresivo en la liberación de dopamina, mientras que tras las sustancias adictivas químicas, los niveles se mantendrían elevados incluso después de su consumo, haciendo a las personas especialmente susceptibles por el refuerzo positivo de recompensa que de manera artificial perciben tras el consumo.
Para terminar este artículo, quiero compartir contigo 5 aspectos que considero de vital importancia para vencer la batalla frente a una adicción:
No estás solo, así que no te aísles. Sinceridad y pedir ayuda serán el primer paso para conseguir lo que hoy crees inviable. Se puede, podrás.
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