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Escrito el día 27-marzo-2021 por Juan Toral
Si escuchamos la palabra BOTOX seguro que lo primero que se nos viene a la cabeza es un fármaco de moda que lleva años en auge usándose en el campo de la medicina estética, aunque seguro que puedes desconocer que la usabilidad de este medicamento va mucho más allá y que por ejemplo, el botox aplicado en neurología da unos resultados espectaculares. Pero antes de entrar en detalles, hagamos un breve resumen sobre qué es y para qué se usa.
El botox, es el nombre por el que conocemos a la toxina botulínica. Paradojas de la vida, este fármaco en realidad es una neurotoxina que libera la bacteria que causa el botulismo (Clostridium botulinum), que tiene como efecto una parálisis muscular. Gracias a los avances en el campo de la Ciencia y la farmacología, se ha usado esta neurotoxina con fines terapéuticos, obteniendo grandes resultados en enfermedades neurológicas que cursan con una hiperactividad muscular y en el campo de la estética.
Con el botox, al inyectarlo en una zona concreta, se consigue la relajación de la musculatura de la zona, que en la cara se traduce en la transformación de una piel tersa y tonificada, reduciendo las arrugas y las expresiones que se van adquiriendo con el paso de los años. La toxina botulínica lo que hace es debilitar hasta llegar incluso a paralizar determinados músculos por el bloqueo nervioso que se produce en la zona.
Aunque es una técnica relativamente sencilla, tienen que hacerlo profesionales entrenados y cualificados. Este tratamiento no necesita anestesia ya que el botox se administra con una aguja muy fina.
Como sabrás, el uso más conocido es para fines estéticos sobre todo en la cara, ya que trata y minimiza los surcos y arrugas de expresión, obteniendo un rejuvenecimiento facial, corrigiendo la flacidez del rostro y el cuello.
Pero a nivel médico (y sobre todo en el campo de la Neurología), la toxina botulínica está demostrando ser un tratamiento esperanzador ya que, por ejemplo, ha demostrado ser efectivo en el abordaje del exceso de sudoración, patología conocida como hiperhidrosis, con la inyección en las axilas o las palmas de las manos o los pies, disminuyendo la actividad de las glándulas sudoríparas.
También está resultado ser un rayo de esperanza como tratamiento o complemento de personas con migrañas crónicas que no responden del todo bien a los tratamientos orales habituales.
A nivel ocular también está dando buenos resultados. Por ejemplo, para la corrección del estrabismo (cuando uno o los dos ojos se desvían de manera involuntaria) o en el blefaroespasmo, que es la contracción involuntaria de los párpados.
En personas parapléjicas donde por su enfermedad de base les resulta imposible controlar el esfínter urinario, el botox está dando buenos resultados en el manejo de la incontinencia urinaria.
Es una técnica relativamente sencilla, que no precisa de quirófano. No genera dolor, salvo las leves molestias del pinchazo con la aguja fina y se puede realizar en cualquier momento del año ya que las condiciones climáticas no influyen en los resultados. No suele dar efectos secundarios y sus efectos son prácticamente inmediatos
Ahora bien, uno de los pocos peros que parece poder achacarse al botox, es que su efecto no es eterno, obteniendo unos resultados que son reversibles con el paso del tiempo, durando sus resultados en torno a 4-6 meses. Es por ello que las personas que lo usen con fines médicos o estéticos, normalmente tengan que darse dosis de recordatorio. Es por ello que es conveniente buscar profesionales y clínicas de confianza donde tengan experiencia con el tratamiento con botox al mejor precio.
Como has leído, es un tratamiento bastante seguro y con muy pocos efectos secundarios, ahora bien, no puede hacerlo cualquier persona, ya que un pinchazo en una zona que no es la correcta, puede desencadenar una expresión no deseada.
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