Categoría: Enfermedades
Escrito el día 18-junio-2015 por Juan Toral
En la sociedad actual, el culto al cuerpo se ha convertido en un estilo de vida, y sin duda alguna, en el mundo Occidental, el bronceado es uno de los indicadores que definen el canon de belleza a perseguir.
El verano es tiempo perfecto para que las playas, piscinas y paseos se llenen de personas buscando los rayos de sol necesarios para que la piel se tueste y deje un envidiado bronceado que lucir el resto del año.
Pero el sol y los rayos ultravioleta tienen sus riesgos y entre ellos, está el melanoma. No debes pasar por alto esto y es que se ha demostrado una evolución ascendente de los casos de este tipo de tumor que se ha incrementado un 50% en la última década, sobre todo entre personas de mediana edad. Hay que extremar la protección entre nuestros pequeños, ya que la piel tiene memoria y quemaduras o insolaciones a estas edades pueden tener su repercusión.
La luz solar es imprescindible para la vida ya que es vital en diversas funciones como la visión, el calentamiento o el estado anímico, pero tenemos que ser inteligentes ya que un mal uso de su exposición puede provocar efectos dañinos sobre la piel como quemaduras solares, fotoenvejecimiento, cáncer de piel o inmunosupresión entre otros.
¿Debemos asumir el alto precio de un bronceado o tenemos que intentar encontrar el equilibrio entre los efectos positivos y nocivos de la luz solar?
El sol es fuente de radiaciones electromagnéticas, siendo la ultravioleta la principal responsable de la dermatosis lumínica. En función de la longitud de onda de los rayos ultravioleta, la penetración y el tiempo de exposición se irán produciendo los efectos perjudiciales, tanto agudos (eritema o quemadura solar) o tardíos (fotocarcinogénesis y fotoenvejecimiento).
Como se ha citado en el párrafo anterior, su energía es inversamente proporcional a su longitud de onda, de manera que la más corta es la más energética. Atendiendo a esta propiedad se la clasifica en 3 bandas energéticas: UVC (200-290 nm), UVB (290-320 nm) y UVA (320-400 nm). Los UVC son los más nocivos pero afortunadamente son absorbidos por la capa de ozono. Sus efectos biológicos son muy diversos y dependen de su longitud de onda, penetración en la piel y tiempo de exposición, pudiendo aparecer poco después de la exposición solar o años más tarde.
LESIONES PRODUCIDAS
– Eritema solar: tras una excesiva exposición solar, se produce una respuesta inflamatoria de la piel que alcanza su pico de máxima intensidad a las 12-24 horas. En casos extremos, se desencadenarían quemaduras solares de 1er o 2º grado con formación de ampollas. Los UVB son los principales responsables del eritema y la quemadura solar. La capacidad eritematógena de los UVA es 600-1.000 veces inferior a los UVB
– Inmunosupresión cutánea: alteración morfológica y funcional de las células epidérmicas de Langerhans que hace que la hipersensibilidad retardada de la piel se vea mermada, lo que predispone a la carcinogénesis cutánea ya que se dificultad la respuesta de hipersensibilidad retardada a antígenos tumorales. Es inducida en mayor medida por los UVB.
– Fotodermatosis: engloba al conjunto de enfermedades cutáneas que se producen a raíz de la exposición solar, sobre todo de los UVA entre los que se incluirían: fotodermatosis idiopática (erupción polimorfa, prurigo actínico, hidroa vacciniforme, urticaria solar o dermatitis actínica crónica), dermatosis agravadas por la luz (acné, dermatomiosistis, eritema multiforme, herpes simple, rosácea, melasma, lupus, liquen plano, pénfigo o psoriasis), fotodermatosis debidas a medicamentos (amiodarona, tetraciclinas, tiacidas, furosemida, retinoides o antihistamínicos tópicos) y/o por metabolitos endógenos
– Fotoenvejecimiento: se caracteriza por piel áspera, seca y apergaminada con arrugas y alteración de la pigmentación que aparece como consecuencia de exposiciones repetidas y prolongadas al sol, sobre todo radiación UVA. Las zonas expuestas son las más afectadas como cara, cuello, escote, nuca y dorso de manos. Su intensidad depende al mismo tiempo del fototipo de piel y la dosis total de radiación acumulada a lo largo de la vida.
– Fotocarcinogénesis: inducción de lesiones precancerosas y carcinomas de la piel. La incidencia de cáncer de piel está aumentando en todo el mundo. Está demostrado que las exposiciones solares acumuladas a lo largo de la vida así como las exposiciones solares cortas pero intensas, más propias de los meses de verano, incrementan el riesgo de cáncer cutáneo, particularmente si la exposición es suficiente para causar una quemadura solar y sobre todo si ocurre en la infancia. Los rayos UVB inducen de manera crónica a alteraciones estructurales del DNA de los queratinocitos y melanocitos que no pueden repararse por completo ante el daño solar, a lo que habría que unir la inmunosupresión.
Las exposiciones solares acumuladas a lo largo de la vida así como las exposiciones solares cortas pero intensas, más propias de los meses de verano, incrementan el riesgo de cáncer cutáneo, particularmente si la exposición es suficiente para causar una quemadura solar y sobre todo si ocurre en la infancia. La exposición solar durante la infancia y la adolescencia parecer ser el mejor predictor del riesgo de desarrollar tumores de piel.
FENOTIPOS CUTÁNEOS
No todas las personas toleramos igual los efectos de los rayos ultravioleta ya que existe una enorme variabilidad individual según el fenotipo de piel que determina la resistencia al sol. Saber nuestro fenotipo nos permite identificar personas con más riesgo de quemaduras y de complicaciones asociadas
– Fenotipo I: siempre se quema y nunca se broncea
– Fenotipo II: casi siempre se quema y a veces se broncea
– Fenotipo III: a veces se quema y generalmente se broncea
– Fenotipo IV: raro que se queme y siempre se broncea
– Fenotipo V: razas pigmentadas
– Fenotipo VI: raza negra
FOTOPROTECCIÓN ARTIFICIAL
Querer estar bronceado para el canon de belleza que deseamos. Para ello tenemos que tener en mente y a mano los filtros solares para evitar las consecuencias nocivas de la sobreexposición solar.
Los filtros se pueden clasificar de diferente manera. Por un lado por su forma de actuación de dos maneras: desviando-reflejando la radiación o absorbiéndola; o por su composición en químicos o físicos.
Los químicos son los más comercializados porque son transparentes, no manchan y necesitan menos cantidad para aplicar. Acúan absorbiendo los fotones de la radiación cambiando su estructura molecular. Entre estos compuestos distinguimos según el espectro en el que hacen frente
– UVB: PABA; salicilatos, ácido cinámico, alcanfor y bencimidazoles
– UVA: benzofenonas, antranilatos y dibenzoilmetanos
Los físicos forman una barrera que hacen que los rayos solares se reflejen o se desvien. Esta barrera suele ser opaca por lo que no tienen las características de los anteriores, y suelen precisar mayor cantidad de loción, suelen manchar y son cosméticamente menos aceptados. Suelen diferenciarse menos y actuar tanto frente UVA, UVB como del resto de luz visible e infrarrojos.
El Factor de Protección Solar (FPS) es el índice que mide la capacidad protectora del filtro. El filtro ideal sería aquel que hiciera frente a los siguientes ítems:
– Amplio espectro de protección: lo ideal es cubrir de los UVB ya que evitarían eritema y quemaduras pero también sobre los UVA para hacer frente al envejecimiento y la fotocarcinogénesis.
– Estable frente a la luz y el calor: hay que guardar los filtros en la sombra porque al sol pueden perder parte de su estructura
– Buena adherencia y resistencia al agua, sudor y roce
– No irritante ni sensibilizante
– No manchar la ropa
– Cosméticamente aceptables
BRONCEADO INTELIGENTE
El uso de cremas solares es imprescindible, pero no suficiente para protegernos de quemaduras. Por lo tanto, que mejor manera para terminar esta entrada que una serie de recomendaciones para conseguir un saludable bronceado
1) Utilizar crema solar que proteja de rayos UVA y de UVB. Como mínimo se aconseja un mínimo de índice de protección de 15. Las cremas deben evitar ser expuestas al sol o en escaparates
2) Ponernos la crema al menos media hora antes de la exposición solar. Aplicar nueva loción cada 2 horas y después de cada baño
3) Debemos exponernos al sol poco a poco para que la piel se vaya habituando. La protección debe ir desde el primer al último día
4) El riesgo de quemaduras aumenta en la nieva, en el mar o en la arena ya que estas superficies reflejan los rayos del sol
5) Un cielo nublado no puede hacernos bajar la guardia
6) Evitar exponernos al sol entre las 12 y las 16 horas ya que es cuando el sol más potencia tiene
7) Protegernos con gorros y prendas de vestir superficies como la cabeza, cuello u orejas
8) Los niños son más sensibles a los rayos ultravioleta. Hay que ponerles crema con un mayor índice de protección regularmente y protegerlos con gorros y camisetas
Es imposible prevenir evitando la exposición solar ya que España se caracteriza geográficamente por su riqueza solar, pero lo que sí estamos obligados es a seguir conductas adecuadas para tomar el sol.
BIBLIOGRAFÍA
Duro Mota E, Campillos MT, Causin Serrano S. El sol y los filtros solares. MEDIFAM 2003; 13: 159-165Vol. 13 – Núm. 3– Marzo 2003
Morales Molina JA, Jiménez Martín S, et al. Quemaduras soleres: fotoprotección y tratamiento. Ars Pharm 2006; 47 (2): 119-135
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