Categoría: Enfermedades
Escrito el día 07-julio-2021 por Juan Toral
Si algo sabemos es que el alcohol, en su consumo crónico y/o en grandes cantidades perjudica a la salud. No hablamos solo de borracheras, resacas, cambios en la conducta, problemas en las relaciones sociales, desembolso económico…Como dice una canción de Joaquín Sabina, sobran los motivos para intentar disminuir (lo ideal sería abolir) su consumo, pero como tampoco pretendo ser más papista que el Papa (este que escribe de vez en cuando se toma una cerveza o brinda con un Rioja), me he propuesto escribir este artículo sobre los peligros del alcoholismo y contar porque el hígado es el órgano por excelencia que lo sufre.
Antes de nada, toca hacer un breve repaso anatómico.
El hígado es un órgano que tenemos en el lado superior derecho (hipocondrio derecho) del abdomen, más o menos detrás de las últimas costillas. Imprescindible para la vida (sin hígado no podríamos vivir), se encarga o interviene en ¡más de 1500 funciones! Pero no te asustes que no voy a enumerarlas, simplemente las más importantes, y es que 3 son indispensables: desintoxicación, síntesis y almacenamiento.
El hígado, es uno de los órganos más voluminoso del cuerpo humano: pesa en torno a 1,5 kgs y mide aproximadamente 15 cms de ancho.
Una vez que conocemos el hígado y sabemos su importancia, tenemos que ser conscientes de lo importante que es cuidarlo. Y ahora es cuando toca hablar de los efectos perjudiciales que causa el alcohol sobre este órgano
Desde el momento que bebemos hasta que conseguimos eliminarlo, el alcohol sigue un proceso en nuestro organismo que se resume en 4 fases.
Cuando ingerimos alcohol, éste entra por la boca e inicia su recorrido por nuestro cuerpo: de la boca, pasa por el esófago, atraviesa el estómago y entra al intestino delgado. La mayor parte del alcohol (en torno al 80%) pasa a la circulación sanguínea a través de las paredes del intestino delgado. Esto se debe a que el peso molecular del alcohol es bajo y se absorbe sin mucha dificultad por la pared del intestino delgado y el estómago.
Pero hay en torno a un 20% del alcohol que bebemos que puede pasar directamente a la sangre y de ahí al cerebro. Esta vía de absorción a la sangre es rápida y entra en el torrente sanguíneo a los 5 minutos, alcanzando las concentraciones máximas en sangre en torno a los 45-60 minutos.
Una vez que el alcohol se ha absorbido, (como has leído la mayor parte lo hará a través de las paredes del intestino delgado) viaja a través de la sangre por todo el organismo, difundiéndose fácilmente hacia las células de los distintos órganos y tejidos. Dependiendo de la graduación y del tipo de bebida, el alcohol pasará en menor o mayor cantidad a las células. A tener en cuenta que se distribuye fácilmente al sistema nervioso central, donde termina ejerciendo un efecto depresor de nuestras funciones mentales (borrachera)
Nuestro cuerpo necesita metabolizar el alcohol para poder eliminarlo. La metabolización se define como un proceso de transformación, mediante cambios bioquímicos, para que lo que ingerimos se termine transformando en otros compuestos que puedan ser asimilados por el organismo.
Es en esta fase de metabolización donde el hígado juega un papel fundamental. Entre los procesos de transformación o metabolización, destaca la oxidación. Y es que, gracias a esta, el hígado consigue metabolizar el 90% del alcohol que ingerimos.
Para esta oxidación, hay varias enzimas que son claves, pero sobre todo la alcohol deshidrogenasa (ADH). Estas enzimas se encargan de romper la molécula del alcohol para que nuestro organismo pueda eliminarlo finalmente.
Primero interviene la ADH que hace que el alcohol pase a acetaldehído (responsable de la resaca) y en segunda instancia, el acetaldehído se convierte en acetato (por la enzima Acetaldehído Deshidrogenasa), que luego será metabolizado a Acetil-CoA. esta sustancia se metaboliza a otra más sencilla, un subproducto llamado acetato que después se rompe nuevamente a agua y a dióxido de carbono para también ser eliminados. En estos procesos, además de la enzima ADH interviene el sistema citocromo P-450 y la catalasa (también en el hígado).
Como acabas de leer, en el hígado se metaboliza el 90% del alcohol, pero un 10% se elimina directamente, sin transformación, a través del aire que respiramos, el sudor y la orina.
Esta vía de eliminación es la que emplea por ejemplo la Guardia Civil en los controles de alcoholemia
¿Sabías que las personas asiáticas tienen mayor predisposición a emborracharse y tener peores resacas? Estudios han demostrado que las personas de origen asiático tienen una deficiencia notable de la enzima Acetaldehído Deshidrogenasa, que como has leído anteriormente, es la enzima que cataliza la conversión de acetaldehído en acetato. Por lo tanto, las personas de Asia tendrán predisposición a acumular acetaldehído, lo que se traduce en mayores resacas y efectos nocivos del alcohol. Es bastante característico que cuando beben, sufran un sonrojo de la cara; este efecto en la raza asiática se aprecia más que en otras, incluso con menores cantidades de alcohol ingerido.
Los efectos nocivos del alcohol en el hígado provocan tres síndromes evolutivos: hígado graso, hepatitis alcohólica y cirrosis hepática.
Cuando bebemos de manera mantenida en el tiempo, no le damos tiempo al hígado a eliminar el alcohol, ya que, en parte, termina perdiendo capacidades oxidativas y termina acumulándose. Esta acumulación puede causar una inflamación del hígado, la muerte de las células del hígado, y el desarrollo de tejidos cicatrizados (se conoce como fibrosis), lo que implica que el hígado pierde elasticidad y se vuelve rígido, entrando en su fase avanzada, desembocando en la temida cirrosis, que da paso a una insuficiencia hepática y por lo tanto al fallo irreversible de este órgano
Las personas con problemas de alcoholismo, terminan teniendo problemas enzimáticos que hacen que falle la metabolización del alcohol. Y es que, ante consumos crónicos de alcohol, se produce un incremento de la NADH que es la enzima que actúa después de la ADH. Este aumento hace que la ADH (alcohol deshidrogenasa) se inhiba (disminuya). Esto tendrá implicaciones en nuestro organismo, como, por ejemplo, una disminución del pH, por lo que el organismo entraría en acidosis metabólica, que puede terminar desencadenando problemas en otros sistemas como el cardiaco o el neurológico. Además, por este desequilibrio enzimático que se produce en bebedores crónicos, en el organismo se produce la acumulación del producto intermedio Acetil-CoA que servirá de estímulo para que el hígado sintetice ácidos grasos y frene la oxidación. Esto dará paso a un hígado graso que dejará de funcionar correctamente y repercutirá en la síntesis de diferentes proteínas, el sistema inmunitario, la coagulación, la Vitamina D,…Esta fuente extra de creación de ácidos grasos predispone a otras enfermedades como la obesidad, la hipertensión, la diabetes…contribuyendo a tener más papeletas para el sorteo ficticio de terminar padeciendo una complicación cardiovascular (infarto, ictus, etc)
Sabías que…
El alcohol constituye el 7º factor de riesgo de mortalidad y de reducción de la calidad de vida a nivel mundial, y el primero en el grupo de edad de 15 a 49 años.
Lo ideal para cerrar esta revisión sobre los efectos del alcohol en nuestro organismo, sería aconsejarte que no bebas, pero como he dicho, no seré más papista que el Papa y por lo tanto no daré un consejo que ni yo mismo voy a cumplir. Creo que es importante saber los efectos contraproducentes que conlleva el consumo irresponsable y mantenido del alcohol para que tomemos decisiones. Sirve este artículo como un brindis hacia una vida más sana con un consumo más responsable. Cheers!!!!
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