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Coronavirus y mascarillas ¿son necesarias?

Categoría: Reflexiones

Escrito el día 18-abril-2020 por Juan Toral

El primer caso de coronavirus en España fue el pasado 31 de Enero: hace “solo” dos meses y medio pero parece una eternidad. Han cambiado tantas cosas: nuestras rutinas, el día a día, la interrupción de las actividades que antes considerábamos básicas, pero lo que más me irrita son los bandazos mentales en torno a las recomendaciones que se hacen para “proteger” nuestra salud. Y es que al principio decíamos que las mascarillas no eran necesarias y en los últimos días nos las están vendiendo como indispensables (vendiendo por cierto a precio de oro), mientras el Gobierno intenta ponerse la medalla de que las regala en grandes ciudades, repartiéndolas como si fueran ropa interior en un mercadillo, manoseándolas y entregándolas sin ninguna medida de higiene. 

Si fuera mal pensado creería que las recomendaciones que nos dan desde el Gobierno, más que criterios científicos siguen criterios logísticos. Me explico: las mascarillas no sirven (no habían en stock), pero ahora que han recibido un gran pedido son necesarias; no hay que hacer test solo a los casos graves, cuando se ha demostrado que si de verdad queremos frenar los contagios hay que hacer test masivos a todo el mundo por el alto porcentaje de casos asintomáticos que existen y que propagan la infección (pero no hay test), ni a los sanitarios se les hace test aunque tengan síntomas o hayan estado en contacto con un COVID confirmado, por mucho que Fernando Simón mintiera en una de las comparecencias matutinas diciendo lo contrario (lo que quizás explique que España sea el país con mayor número de sanitarios/as contagiados).

Ahora que las mascarillas se han convertido en material de primera necesidad y si nos fijamos en el precio, en artículos de lujo (muchas personas se están haciendo millonarias jugando con la pandemia del miedo asociada al coronavirus), toca plantearse si de verdad son necesarias las mascarillas o es una nueva recomendación que nos impone la OMS, que no conviene recordar, hace dos meses nos decía que no eran necesarias. ¿O es un “regalo” que quiere hacernos el Gobierno para que tengamos la sensación que mira por nosotros y nos protege al entregar millones de mascarillas en el país con mayor número de fallecidos por 100.000 habitantes? ¿Será una coartada para limpiar su conciencia? No quiero entrar mucho en la crítica a cómo se ha gestionado esta pandemia, ya que en España, o eres rojo o eres facha, sin existir objetividad a la hora de reconocer errores y aportar soluciones, así nos va.

Pues efectivamente, tras repasar de nuevo la bibilografía existente sobre el tema, vuelvo a reafirmar lo que ya defendí en su día. LAS MASCARILLAS NO SON IMPRESCINDIBLES y por lo tanto, la recomendación de su uso debería ponerse en cuarentena.

Empiezo por las conclusiones finales y luego hablo de los tipos de mascarillas y las indicaciones de cada una, pero el punto central es que la gente usamos mal las mascarillas y la consecuencia es que tenemos más riesgo de contagiarnos: las tocamos con las manos sucias, nos las ponemos en la barbilla para hablar con alguien (un sinsentido absoluto), o a modo de diadema, o nos las quitamos metiendo las manos en la parte de dentro que está en contacto con la boca y la nariz…Todo esto contribuye a que por el mero hecho de tener un trozo de tela en nuestra boca tengamos una falsa seguridad engañosa que puede hacernos bajar la guardia.

El uso de una mascarilla no nos debe olvidar hacer lo básico, lo que realmente ha demostrado que disminuye la probabilidad de contagiarnos: lavarnos las manos con agua y jabón a cada rato (o con una solución hidroalcohólica desinfectante), mantener una distancia social de al menos dos metros, toser cubriéndonos la boca con el codo, evitar tocarnos los ojos, nariz o boca y desinfectar las superficies que hemos o vamos a manipular con agua y lejía. Que el uso de la mascarilla no nos nuble estos pilares.

¿Hay casos en las que las mascarillas pueden estar indicadas?

Insisto para intentar frenar la oleada de compras de mascarillas y la angustia que genera el no hacerse con una o tenerla que pagar a 10€: la eficacia de la prevención del contagio por el coronavirus es limitada. Existen diferentes tipos de mascarillas que las pueden hacer recomendables en ciertas situaciones/personas. Pero insisto, si no se utilizan correctamente, las mascarillas no es que reduzcan el riesgo de transmisión, sino que lo aumentan.

Si utilizamos una mascarilla, hay que ser muy estrictos en el modo de ponérsela, llevarla y quitársela. De poco vale que el Gobierno presuma de que nos entrega mascarillas si las entrega sin precauciones y sin explicar la importancia de cómo tenemos que actuar mientras las llevamos puestas.

¿Cuándo usar mascarillas?

Las mascarillas deberían usarse en personas que presentan síntomas de infección respiratoria (tos, mocos, dolor de garganta, fiebre) pero sin confirmación del COVID o en los casos confirmados, aunque en éstos, lo que deberían es estar aislados en su habitación sin salir.

La gente está equivocada. Se cree que al ponernos la típica mascarilla quirúrgica, estamos evitando que nos podamos contagiar del virus. Y esto no es así: estas mascarillas, no previenen que el virus pueda entrar en nuestra boca o nariz ya que las partículas del virus traspasan esta barrera. La finalidad de estas mascarillas es evitar que nosotros propaguemos a los demás al virus. Por desgracia en este país (y en muchos) no se están haciendo test masivos por lo que hay personas no diagnosticadas bien porque tengan síntomas leves o bien porque incluso no tengan síntomas, pero que sí están contagiadas y por lo tanto diseminan el virus al tocar, toser, respirar. Estas mascarillas lo que si previenen es que una persona contagiada expulse al ambiente el virus.

Por mucho que ahora nos vendan lo contrario, se desconoce en qué medida la utilización de mascarillas en la comunidad puede contribuir al descenso de la infección, aunque debido al alto número de personas contagiadas y sin síntomas o leves, se podría considerar el uso de mascarillas cuando se visitan espacios concurridos y cerrados (supermercados, transporte público…). Aunque conviene volver a repetir: usar mascarilla no nos debe dar una falsa sensación de estar protegidos y en todo momento tenemos que ser cuidadosos en seguir las indicaciones que de verdad han demostrado eficacia: lavarnos las manos con agua y jabón a cada rato (o con una solución hidroalcohólica desinfectante), mantener una distancia social de al menos dos metros, toser cubriéndonos la boca con el codo , evitar tocarnos los ojos, nariz o boca y desinfectar las superficies que hemos o vamos a manipular con agua y lejía. El uso de las mascarillas debe considerarse solo como una medida complementaria y no como reemplazo de las medidas preventivas que acabas de leer.

El personal sanitario que esté trabajando con casos sospechosos o que tenga contacto con pacientes, también cumple criterios para el uso de mascarilla (mascarilla filtrante).

¿Qué tipos de mascarillas hay?

En líneas generales hay tres tipos que se diferencia por la capacidad de filtrar el aire inspirado o espirado, o lo que es lo mismo, en la capacidad para proteger a la persona que lleve la mascarilla o al resto de población en caso caso de infección de transmisión aérea.

  1. Mascarillas quirúrgicas: las “de toda la vida”, las más numerosas y hasta hace pocas semanas, baratas. Solían usarse por los profesionales que trabajan en quirófano para proteger a los pacientes de posibles agentes infecciosos que estuvieran en la cavidad nasal o bucal de la persona que lleva la mascarilla. Repito: estas mascarillas ejercen de barrera para evitar la emisión de respiratorias que una persona infectada expulsa al estornudar o toser. Por lo tanto, la idea de que con esta mascarilla hago de una barrera para evitar que alguien me contagia, es errónea.
  2. Mascarillas filtrantes: las famosas FFP1, FFP2 o FFP3: contienen un filtro de micropartículas que protegen al usuario que la usa frente a la inhalación de posibles contaminantes del ambiente. FFP1, 2 o 3 varían en su mecanismo interno que hacen que la eficacia de la filtración sea mayor y el porcentaje de fuga hacia el interior sea mínimo. Estas mascarillas, al contrario que las quirúrgicas, están destinadas a profesionales o personas en contacto directo con gente con COVID para evitar el contagio, pero no están destinadas para que personas infectadas dejen de contagiar a otros, ya que el virus puede transmitirse por la válvula.
  3. Mascarillas higiénicas, las caseras: valga por delante mi admiración a las personas que las están haciendo, cosiendo y donando de manera tan solidaria. Sí, somos un gran país, pero lo somos por su gente y no por nuestros políticos que son incapaces de hacer una crítica constructiva más allá de la izquierda o la derecha y el y tú más. El uso de estas mascarillas no homologadas está siendo promovido en parte por el desabastecimiento de mascarillas quirúrgicas. Si el objetivo para intentar frenar la infección, su uso podría estar justificado en el intento de reducir la transmisión del virus desde la boca y la nariz de la persona no enferma o asintomática como medida complementaria, pero nunca sin sustituir a las medidas de prevención. Estas mascarillas solidarias tienen un gran corazón, pero parece que una eficacia muy limitada en la prevención del contagio.

Por lo tanto, recapitulo las indicaciones:

  1. Usar mascarilla quirúrgica si tenemos síntomas, hemos estado en contacto con un COVID19 confirmado, creemos poder estar incubando la enfermedad. No se usan para no contagiarme, sino para no contagiar yo a los demás. Podrían estar indicadas cuando vayamos a espacios concurridos y cerrados como una medida de apoyo
  2. Usar mascarillas FFP2 si eres personal sanitario que atiende a casos de investigación, probables o confirmados de infección. También tendrían que ser las mascarillas de las personas que tengan en aislamiento en una habitación de su casa a un caso confirmado o con alta sospecha diagnóstica.
  3. Las mascarillas FFP3 se reservan para cuando se hagan procedimientos médicos como aerosoles, intubación o ventilación manual

Consejos si nos ponemos una mascarilla

No caigamos en la falsa sensación de seguridad e inmunidad que puede hacernos creer el llevar una mascarilla. Ahora bien, si usamos una mascarilla, hagámoslo bien. Para ello, ten muy en cuenta estas recomendaciones:

Me despido repitiéndolo una vez más. Una mascarilla no proporciona por sí sola suficiente protección y por lo tanto, es imprescindible seguir las recomendaciones que han demostrado su eficacia para frenar el contagio: lavarnos las manos con agua y jabón a cada rato (o con una solución hidroalcohólica desinfectante), mantener una distancia social de al menos dos metros, toser cubriéndonos la boca con el codo, evitar tocarnos los ojos, nariz o boca y desinfectar las superficies que hemos o vamos a manipular con agua y lejía.

Por favor, test masivos ya para toda la población. Si hubiera sido así desde el principio, otro gallo hubiera cantado…pero tras dos meses de pesadilla, ya va siendo hora de darnos cuenta de esto. Sólo así haremos aislamientos efectivos y el confinamiento dará los resultados deseados. Mucho ánimo y gracias por tu esfuerzo de #quedateencasa

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