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Día Mundial contra el Cáncer

Categoría: Reflexiones

Escrito el día 04-febrero-2014 por Juan Toral

Ojalá llegamos a comprobar como el 4 de Febrero deja de ser el Día Mundial Frente al Cáncer. Sería señal de que esta enfermedad ha dejado de ser lo que es en la actualidad, una epidemia instaurada entre nuestra población: personas, familias y sueños que se resquebrajan ante la proliferación celular descontrolada que ponen en riesgo la vida de los afectados.

Sólo en España, hubo 215.534 casos en 2012, según el estudio “Las cifras del Cáncer en España 2014”, de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM). De ellos, el 66 por ciento de los casos era de pacientes de 65 o más años.

El incremento de la población y su envejecimiento explican que el cáncer aumente año tras año. Quizás sea el precio de una mejor salud. La esperanza de vida es mayor, los medios mejores, las medicinas cada vez más específicas y efectivas y la gente no sólo está ganando años. En ocasiones, la mayoría, también se les está otorgando calidad a los mismos, aunque en otras ocasiones, este aumento vital trae consigo la aparición de patologías como las demencias, enfermedades metabólicas o los temidos tumores.

No tengo base científica que apoye mis creencias, pero estoy convencido de que dentro de unos años nos echaremos las manos a la cabeza por los tratamientos oncológicos que se están dando hoy en día que son venenos que resetean el cuerpo de los afectados, que se debaten en el dilema vital de apagarse o intentar reiniciarse. Antiguamente las enfermedades se debían a un descontrol en la armonía de los humores, ciertas enfermedades se trataban con sangrías y los brebajes caseros eran una moneda lanzada al aire. Con el paso del tiempo, el conocimiento ha ido evolucionando, perfilándose la especialización del arte médico, compartiendo el saber y modulando el arte-ciencia basada en la evidencia que tan buenos resultados está dando.

La Medicina, esa Ciencia a veces matemática y otras tantas kafkiana encuentra en la Oncología el fin supremo de todo profesional que en su día se enfrentó a los manuales teóricos estudiados: el ayudar, el acompañar, el curar o al menos dejarnos el alma en ello, a ese enfermo al que todos podemos poner nombre y para el que somos su lazarillo de Tormes.

Desde Hipócrates se viene abordando la vida y la muerte, y esa enfermedad que toma su nombre por la metafórica similitud con el cangrejo, como una pequeña bestia acorazada que hunde sus garras. El futuro de la Medicina pasa por la curación definitiva de esta pandemia mundial que no entiende de sexos ni edades, que azota mamas, próstatas, pulmones,…  Pero para que algún día ese utópico futuro se haga realidad tenemos que luchar en el día a día, en las trincheras de las consultas, sumergirnos en los miedos de los pacientes y sus familias y también, por qué no, en los temores que van calando en ese parapeto que usamos por bata, como la fina lluvia que termina empapando el alma.

Es probable que dentro de unos años, con los avances de la medicina genética, la inmunología o la farmacología se encuentren moléculas que frenen el crecimiento descontrolado de los tumores. Ya se escucharon experimentos donde se ha probado con el virus del VIH como terapia tumoral.

Y no olvidemos a las y los pacientes, con nombres, apellidos, familia y proyectos que son la piedra angular del día de hoy, los protagonistas anónimos que sufren el cáncer, que temen, que sufren que vencen cada vez que deciden luchar contra esta enfermedad sea cual sea el resultado final.

Y no olvidar también a políticos y gobiernos que tan sólo parecen pensar con una amplitud temporal de cuatro años.Está demostrado que la prevención, el adelantarnos en el diagnóstico precoz y la utilización de terapias oncológicas más eficaces son pieza clave en la disminución de la mortalidad. Y para ello hace falta investigación, inversión e implicación, que tanto dista de las corrientes actuales de recortes y cierre de grifos.

Quiero terminar este homenaje que hago a todas las personas que sufren esta enfermedad, a aquellos que nos dejaron, a los que empiezan a desarrollar la enfermedad pero aún no lo saben, con esta frase de Ingrid Bergman y con una conferencia de l Dr. Alberto Martí Bosch que ha decidido emprender un camino alejado de los convencionalismos actuales de las líneas de investigación sobre el cáncer.

“El tiempo se acorta, pero cada día que reto a este cáncer y sobrevivo, es una victoria para mí”

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