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Escrito el día 27-noviembre-2019 por Juan Toral
Es bastante frecuente que ciertas personas sufran de dolor de las articulaciones, las bisagras de nuestro cuerpo, que son estructuras que unen los huesos entre sí, cuya función es dar movilidad, estabilidad, elasticidad y plasticidad entre dichas estructuras óseas.
Con el paso de los años es frecuente sufrir molestias en forma de dolor en las articulaciones. Este síntoma se llamar artralgia y en ocasiones puede estar justificado por una enfermedad reumatológica conocida como artritis reumatoide o el paso de la edad que no perdona y puede terminar desarrollando una artrosis.
Cuando una articulación sufre algún tipo de daño, ya sea por un traumatismo o por un proceso degenerativo, se produce una inflamación en la zona (conocido como artritis). En la articulación hay una serie de receptores sensitivos que se estimulan ante esta inflamación desencadenando el síntoma más común, el dolor. Además, se puede acompañar de hinchazón, rigidez y sensación de bloqueo de la movilización de dicha articulación.
Nadie está exento de sufrir los molestos dolores articulares. Se ha comprobado que existe cierta predisposición genética a padecer este tipo de molestias, pero además influyen otros factores como haber tenido traumatismos previos, realizar ejercicios-movimientos repetitivos, el sedentarismo que hace que tengamos menos masa muscular, la obesidad que hace que las articulaciones tengan un mayor desgaste y tengan que soportar más peso o el desempeño de ciertos trabajos que pueden dar lugar a la realización de movimientos repetitivos.
¿Qué puedo hacer para evitar el dolor?
Por un lado, disponemos de ciertos medicamentos, como los calmantes o los antiinflamatorios que pueden mitigar el dolor. Pero sobre todo es muy importante intentar evitar la degeneración articular y cortar el círculo vicioso. Para ello la realización de ejercicio leve, de manera regular ayuda a una mejor evolución. De cara a elegir un ejercicio, la natación y el pilates pueden ser una buena opción ya que se ha demostrado que ayudan a retrasar el desgaste de las articulaciones, además de aumentar la fuerza muscular y la densidad de los huesos, un fenómeno que con la llegada de la tercera edad y la menopausia se acentúa.
Conforme la edad hace acto de presencia, en la medida de lo posible debemos de intentar cambiar nuestras rutinas para intentar descargar las articulaciones que estén resentidas. Para ello hay que evitar adoptar posturas correctas sobre todo cuando estamos sentados y cuando vayamos a coger peso. El uso de un bastón puede resultar beneficioso para liberar la presión articular. También será importante evitar la obesidad a estas edades (y a cualquier edad). Una dieta con calcio y vitamina D contribuye a una mejor salud de nuestros huesos y articulaciones. Realizar estiramientos, usar un calzado cómodo e intentar llevar una vida dinámica con una buena actividad física acorde a nuestra salud, resulta beneficioso para nuestras articulaciones.
¿Es cierto que hay personas que pueden detectar cuando va a cambiar el tiempo por el dolor de las articulaciones?
Ciertas personas tienen una capacidad conocida como meteoropatías, siendo capaces de ver como su estado de salud y del ánimo se ve influido por cambios térmicos, vientos bruscos o descenso de la presión atmosférica. Esta propiedad se conoce como meteorosensibilidad
Aquí la explicación “científica” de este fenómeno. El descenso de la presión atmosférica suele ser la antesala del mal tiempo ya que suele producirse 2-3 días antes de que cambie el tiempo. En las articulaciones tenemos barorreceptores (terminaciones nerviosas que responden y justifican la sensación de dolor) y que responden a cambios de presión sanguínea. Con el descenso de la presión atmosférica que condiciona el mal tiempo, los tejidos se inflaman activando a estos receptores del dolor, por lo que suele ser un indicador “fiable” del cambio del tiempo.
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