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Escrito el día 17-octubre-2022 por Juan Toral
En torno a la salud y las decisiones que se dan en torno a ella a través de recomendaciones o tratamientos, debe existir una base científica detrás de ellas que aseguren el mayor porcentaje de seguridad posible. Para que esto sea así, existe una herramienta, los ensayos clínicos que hacen que este mandamiento se cumpla. Puede que hayas oído hablar de ellos ya que son bastante frecuentes en enfermedades oncológicas o degenerativas, donde muchas de las personas con estas afecciones entran a formar parte de alguno de estos ensayos, con la esperanza de que, en el día de mañana, la cura sea posible.
Son estudios que se realizan para testear la eficacia y tener más información sobre cómo reacciona y el efecto que tiene una determinada intervención en el organismo. Los más habituales se hacen con medicamentos, pero la evolución experimental puede realizarse también con otros productos, sustancias o técnicas diagnósticas y terapéuticas, para valorar su eficacia y seguridad.
Los ensayos se realizan en humanos, tanto en personas sanas como enfermas para obtener más datos que serán claves para conocer si un nuevo medicamento es realmente beneficioso, conocer su utilidad, el mecanismo de acción, si supera en eficacia a los fármacos ya existentes, si los posibles efectos adversos son menores en número y en gravedad respecto a los medicamentos ya empleados y en definitiva, saber si los beneficios exceden las posibles desventajas y son útiles como nuevos tratamientos.
Un ensayo clínico tiene cuatro etapas y en cada una de ellas, se responden ciertas preguntas. Es imprescindible concluir una fase para seguir avanzando hasta las etapas finales.
Muchos estudios clínicos buscan nuevas formas de detectar, diagnosticar o medir la extensión de una enfermedad. Algunos incluso estudian maneras de prevenir el surgimiento de enfermedades.
Gracias a la información obtenida de estos ensayos clínicos, se descubre si un nuevo medicamento, o la combinación de nuevos fármacos son eficaces y seguros. Su importancia es vital ya que la principal misión será tener más y mejores armas terapéuticas contra las enfermedades que tantas vidas se cobran cada día. Todos los fármacos hasta estar disponibles en la farmacia, tienen que ser sometidos previamente a un exhaustivo ensayo clínico que debe ser aprobado por la comisión oficial pertinente de cada país, en España sería la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS), que depende del Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad. En todo momento, un Comité de Ética debe garantizar la buena saludde los ensayos clínicos. Estos Comités de Ética están muy protocolizados y están formados por un mínimo de 10 personas, entre las que al menos una será ajena a la investigación, dos no tendrán vinculación con profesiones sanitarias, un/a licenciado/a en Derecho y también médicos/as, farmacéuticos/as y enfermeras/os.
El principal criterio que prevalece en todo momento es el de la SEGURIDAD. Siempre hay que notificar cualquier efecto secundario de las personas que participan en los ensayos, y la persona será libre de participar y/o abandonarlo cuando quiera, sin que esto condiciones su asistencia médica posterior. Para salvaguardar la intimidad, los datos personales son privados y confidenciales.
Sin estos ensayos clínicos, no existirían las pruebas suficientes de que un tratamiento nuevo funciona y es seguro. Por lo tanto, tienes que tener la tranquilidad cuando tomas un medicamento ya que todos los fármacos disponibles en la actualidad, ya sea en el hospital o en la farmacia, han sido minuciosamente probados en ensayos clínicos.
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