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Fiebre: ¿enemiga o aliada?

Categoría: Enfermedades

Escrito el día 31-enero-2019 por Juan Toral

La fiebre, ese molesto síntoma que nos deja tirados, que nos hace creer que vivimos en el infierno. Esa molesta sensación de fuego interno que nos deja apalancados en el sofá, que nos machaca, que nos roba la energía. Dicen que para un hombre, tener fiebre es lo más parecido a creer morir 🙂

 

Todos conocemos en primera persona a la fiebre, pero lo que quizás no sepamos muy bien es en realidad qué es, por qué se produce, cómo debe tomarse la temperatura y otras curiosidades en torno a ella. Como tu #MedicoCabeceraOnline que soy, escribo este post para que lo guardes en tu historial de FAVORITOS para que cuando la fiebre te haga una visita, rescates el artículo.

 

¿Qué es la fiebre?

La fiebre no es la sensación de que estoy ardiendo por dentro, ni es la sensación de que tengo fiebre porque tengo 36º pero yo es que soy de tener 35º y para mí 36 es fiebre. Para tener fiebre se necesita tener una temperatura axilar superior a 38º. Se considera temperatura normal hasta 37,2º y si se encuentre entre 37,2º y 38º se conoce como febrícula.

 

Así que para decir que uno tiene fiebre son imprescindibles dos cosas:

  1. Tener más de 38º
  2. Tomarte la temperatura con un termómetro ya que si no lo has hecho, es imposible asegurarlo.

 

Aunque es un síntoma con muy mal cartel ya que suele dejarnos muy mal cuerpo, lo cierto es que la fiebre es algo “positivo” ya que cumple su misión dentro de nuestro organismo. En nuestro cerebro se encuentra el centro termorregulador (más conocido como termostato) que hace que nuestra temperatura corporal se adapte ante diferentes situaciones. Por lo tanto, nuestro hipotálamo (la parte de nuestro cerebro donde tenemos el termostato) cuando detecta que estamos ante una infección, responde haciendo que aumente nuestra temperatura corporal con la finalidad de eliminar el virus o la bacteria.

Por lo tanto, la fiebre será un coñazopero un coñazo necesario ya que es señal de que nuestro sistema inmunológico trabaja para eliminar de nuestro cuerpo el proceso infeccioso ya que está demostrado que a temperaturas mayores de 37,5º, los virus o bacterias empiezan a encontrarse mal y no consiguen las condiciones ideales para continuar dando la lata en nuestro interior.

 

¿Cómo y por qué se produce la fiebre?

Cuando nuestro cerebro recibe la señal de que existe infección (ya sea vírica o bacteriana) se pone a trabajar para vencerlo. Uno de esos mecanismos naturales que tenemos es aumentar nuestra temperatura corporal. Para ello, el hipotálamo manda dos señales: por un lado evitar la pérdida de calor a través de la piel y por el otro, con la contracción de los músculos, lo que conocemos como tiritonao escalofrío. Dicha contracción se debe a una vasoconstricción que se da en nuestro interior para intentar conservar el calor y aumentarlo al mismo tiempo a través de la contracción muscular.

Al aumentarse la temperatura, en nuestro cuerpo se producen una serie de fenómenos en cascada que tienen como finalidad vencer a la infección. Entre estos, podemos destacar por ejemplo el aumento en la producción de células defensiva (anticuerpos), o la liberación de sustancias como el interferón o unas proteínas que tienen poder antiinfeccioso.

Por lo tanto, parece lógico tener un poco de paciencia con la fiebre y no intentar cortarla de raíz desde primera hora ya que estaríamos perdiendo un buen aliado para hacer frente al virus o la bacteria de turno. Cierto es que pueden existir situaciones en las que debemos evitar la fiebre como por ejemplo en bebés que han sufrido alguna convulsión febril, o en personas mayores deshidratadas (los conocidos como ancianos frágiles), pero en condiciones normales no vale eso de acudir rápidamente a la consulta del médico porque llevas unas horas con fiebre, ya que por un lado es bastante probable que el foco causante de la fiebre aún no haya dado la cara y la fiebre no sólo nos pone en la pista sino que contribuye a vencer el ataque hostil de la bacteria o el virus de turno.

 

¿Por encima de que temperatura tengo que preocuparme?

Lo normal es que nuestro cuerpo termine limitando la infección y la fiebre desaparezca. Pero tenemos que prestar atención en fiebres que se prolonguen en el tiempo (más de 10 días, lo que se conoce como fiebre de origen desconocido) y sobre todo en temperaturas muy altas, ya que por encima de 42º se puede producir un desajuste en el termostato que tenemos en nuestro cerebro y que éste sufra daños, dando síntomas preocupantes como confusión, alucinaciones, somnolencia, disminución del nivel de conciencia e incluso muerte en casos muy severos.

En niños pequeños, en personas con alguna enfermedad que haga tener las defensas bajas, en ancianos, en embarazadas…existen ciertos casos en los que tenemos que ser más cautos con la fiebre.

 

¿Cómo tratar o aliviar la fiebre?

Lo ideal es estar pendiente de cómo evoluciona la fiebre ya que puede asociarse de mareo, dolor de cabeza o nauseas.

Lo primero será probar con remedios naturales que pueden ayudar a que la temperatura de nuestro cuerpo baje. Para ello puedes recurrir a cosas tradicionales como poner compresas frías en la frente, darse un baño templado o quitar ropa para que la persona no esté muy abrigada.

Cuando la fiebre se tolera mal, lo ideal será buscar el origen de dicho síntoma para tratarlo, pero mientras, usar fármacos que bajen la temperatura como el Paracetamol o el Metamizol (el conocido coloquialmente como Nolotil), puede resultar de ayuda.

 

¿Cómo tenemos que tomarnos la temperatura?

Lo primero, es animarte a que si no tienes uno, que vayas a la Farmacia y compres un termómetro. No es la primera vez que atiendo a alguien en consulta y me dice que tiene fiebre pero que no sabe cuánta ya que no tiene termómetro. Es un utensilio muy barato (atrás quedaron los de mercurio que te hacían poner la varita prácticamente a contraluz para ver hasta que número se movía el metal líquido del interior del termómetro) y tan fácil de usar como apretar un botón y esperar a que pite, señal de que el aparato ya ha captado nuestra temperatura.

 

A continuación te doy las claves que necesitas saber para que la toma de la temperatura sea fiable:

– El termómetro digital (según el modelo) puede colocarse en la boca (debajo de la lengua), en la axila (hay que mantener el termómetro con el brazo presionado contra el cuerpo) y en el recto.

– En la actualidad se comercializan termómetros que se ponen en el oído. Son muy cómodos pero no tan precisos como los axilares así que puestos a hacer las cosas, mejor hacerlas bien.

– No te tomes la temperatura si acabas de realizar ejercicio, o te acabas de dar una ducha. Lo aconsejable es esperar al menos 30 minutos, también si has consumido una bebida o comida muy fría o muy caliente, ya que puede dar lugar a resultados erróneos.

 

Si tomas la temperatura rectal (la del culo), lo normal es que esté 0,5º más alto que si la tomamos desde el sobaco (la axila)

 

Los tradicionales termómetros de mercurio dejaron de comercializarse en 2014 por el riesgo de toxicidad en caso de romperse

 

¿Sabías que la temperatura corporal no siempre es la misma?

La temperatura no es algo estático y pone de manifiesto la capacidad de nuestro cerebro para adaptarnos a diferentes situaciones. Por ejemplo, las mujeres en la segunda mitad del ciclo menstrual pueden ver como su temperatura de base incluso puede llegar a aumentar 1º.

También el mundo de las emociones puede contribuir a que se altera, al igual que la actividad física, la ropa que vestimos, lo que comamos o los medicamentos que tomamos.

Además, la temperatura corporal tiene su propio ritmo circadiano. Esto quiere decir que a lo largo del día va oscilando un poco. Nuestra temperatura suele ser más baja a primera hora de la mañana y aumenta por la tarde-noche.

Si quieres saber más sobre fenómenos relacionados con la fiebre te aconsejo que leas un post que escribí sobre el sudor, fenómeno que también está relacionado con todo esto.

Si te ha resultado interesante, comparte este post con tus amistades y en tus redes sociales y súmate a mi filosofía ya que “Compartir salud es regalar vida”.

 

 

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Una respuesta a “Fiebre: ¿enemiga o aliada?”

  1. […] Si quieres profundizar más en el tema sobre si la fiebre es aliada o enemiga, en el blog ya hablamos sobre ello. […]

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