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Escrito el día 24-septiembre-2019 por Juan Toral
Hace unos siglos, la gente moría por la enfermedad del costado: todo comenzaba con un malestar, tras el cual aparecían vómitos, dolor abdominal y fiebre, a lo que continuaba tras unos días, un importante empeoramiento que terminaba con la persona fallecida. La evolución en la observación, el estudio y la experiencia dio lugar al diagnóstico de apendicitis, tras lo cual se supo que operando y retirando el apéndice, se salvaba la vida del paciente.
Han pasado siglos, pero la Medicina sigue evolucionando de manera parecida: observar, estudiar y avanzar. En la actualidad tenemos retos fascinantes dentro de la sanidad: por un lado, tenemos las células madre, por otro, la aplicación de la impresión 3D en el campo terapéutico y también tenemos el fascinante campo de la genética aplicada al campo del diagnóstico.
Dice el refrán que más vale prevenir que curar y para ello tenemos a nuestro favor la prevención, ya sea primaria (con estilos de vida saludables) o secundaria (con pruebas de cribado que nos hacen adelantarnos al diagnóstico y por lo tanto poder buscar antes el remedio, lo que mejora las cifras de curación).
El campo de la genética es y sobre todo será, una de las grandes estrellas de la revolución sanitaria del siglo XXI. La Medicina se sostiene en una realidad: es una ciencia que no es exacta; si en Matemáticas 1+1 es 2, en Medicina esto no siempre se cumple. Pero con herramientas como la genética, tenemos más información para prevenir y anticiparnos a la enfermedad.
En la actualidad, la esperanza de vida es cada vez mayor: esto hace que estemos más expuestos a desarrollar enfermedades crónicas como la diabetes, un cáncer o degenerativas como una demencia. Está claro que seguir un estilo de vida saludable donde alimentación y dieta son pilares básicos, ayuda a intentar frenar el desarrollo de estas epidémicas patologías, pero los estudios han demostrado que hay personas con mayor predisposición a desarrollar una u otra enfermedad. Ya sea por factores familiares o personales, lo cierto es que en ocasiones existen alteraciones específicas que se asientan en nuestros genes y que hacen que estemos protegidos o expuestos a la aparición de enfermedades.
Los avances en el estudio de los mecanismos genéticos en lo relacionado con la aparición de las enfermedades, está permitiendo el desarrollo de pruebas de diagnóstico precoz, nuevos tratamientos o intervenciones para evitar la manifestación de la enfermedad o para minimizar su gravedad. En la actualidad existen muchos laboratorios como TellmeGEn que a través de su página web dan la posibilidad de contratar esta orientación genética. Estos test genéticos, como los test de 24 genetics pueden ayudar a ciertas personas que por sus antecedentes personales y/o familiares, a cuidarse y tomar decisiones de cara a la existencia o no de predisposición genética. Estos test no “condenan”, no dan un juicio definitivo. Estiman riesgo, probabilidades y porcentajes de cara al desarrollo de patologías por todos conocidas como un cáncer, un infarto de miocardio, una demencia tipo Alzheimer o algún desequilibrio psiquiátrico como por ejemplo la esquizofrenia.
Una simple muestra de sangre o de saliva pueden ser suficientes para que a través del entramado informático que procesa tus datos, te de los valores en forma de riesgo para terminar desarrollando estas patologías. A mayor riesgo, mayor probabilidad, y a mayor probabilidad, sería más conveniente seguir un estilo de vida saludable y hacer mayores controles para en el caso de que se comience a desarrollar la enfermedad, poder poner remedio en forma de la instauración de un tratamiento precoz.
La Ciencia va a seguir avanzando y estos test se irán potenciando. Incluso creo que hasta las compañías de seguros médicos los utilizarán para poner precio a la cobertura. Si puedes imaginarlo, es muy probable que termine siendo una realidad y el mundo de la genética ha llegado para quedarse.
Pero por mucho que avance la medicina, pocas “medicinas” son tan beneficiosas como un estilo de vida saludable y una buena higiene mental: cuerpo y mente, mente y cuerpo.
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