La importancia de la calidad del aire

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Escrito el día 19-julio-2021 por Juan Toral

Es por todos conocidos el agujero de la capa de ozono y los problemas de contaminación asociados a la industrialización y a una sociedad cada vez más tecnológica y motorizada. Si a estos problemas ambientales le sumamos el movimiento de la periferia hacia las grandes urbes, tendremos el resultado actual de núcleos urbanos donde se hacina gran parte de la población en contraprestación a grandes zonas vaciadas. 

La pandemia de la COVID19 ha puesto de manifiesto la importancia de la transmisión aérea por lo que es buen momento para recordar la importancia de mantener un aire limpio. Cada uno de nosotros tendría que grabarse a fuego en su interior el lema “yo purifico”.

Llevo trabajando nueve años en Urgencias y llama la atención la alta demanda que hay para enfermedades de la piel como urticarias, eccemas, dermatitis, picores…y también para patologías alérgicas como la rinitis, la congestión nasal o los dolores de cabeza derivados de la sinusitis. Todas ellas tienen un factor común y es que ante ambientes cargados con altos contenidos de alérgenos y sustancias extrañas, el organismo de estas personas los detectan como extraños y se defienden, apareciendo las molestas sintomatologías mentadas anteriormente. Paradójicamente, al acudir a Urgencias, la probabilidad de pautar un medicamento no recomendado como por ejemplo tomar de manera crónica corticoides tópicos a nivel nasal, puede ser contraproducente y a la larga causar una atrofia de la zona y que nuestras fosas pierdan su capacidad defensiva. Por lo tanto, más allá de buscar remedios en la farmacología, hay que concienciarse de la importancia de purificar el aire personas alérgicas. Esta medida será beneficiosa para todas las personas, seamos o no alérgicas, pero es cierto que, en las personas con un componente atópico, es de vital importancia intentar garantizar un aire puro.

Cuando pensamos en la calidad del aire, parece que sólo lo hacemos del que se encuentra en el exterior, pero hay que poner nuestra atención también en el aire de los interiores, el que tenemos por ejemplo en nuestro hogar, que es donde pasamos la mayor parte de nuestro tiempo. La contaminación interior representa el 2,7% de la carga mundial de morbilidad en el mundo, que se traduce como el estado enfermo, la discapacidad o la mala salud debido a cualquier caso, como en nuestro caso, sería un factor exógeno, como la calidad del aire que predispone o llega a precipitar el proceso patológico.

Muchas veces infravaloramos la importancia de ese tipo de enfermedades, pero las cifras hablan por sí solas: las patologías respiratorias alérgicas tienen una gran importancia por su impacto en la salud en todo el mundo. Sin ir más lejos, el asma afecta actualmente a la población adulta de Europa en un 3-8% y lo peor es que la tendencia es que cada vez haya más casos.

Para mejorar la calidad del aire de los exteriores, hacen falta políticas sociales y gubernamentales para reducir las emisiones y sanear las condiciones. Nosotros somos parte del cambio y tenemos que concienciarnos y poner nuestro granito de arena. Pero donde sobre todo podemos hacer más es en cuidar la calidad del aire de los interiores. Existen numerosos contaminantes de interiores y su fuente puede provenir de múltiples orígenes: humo del tabaco, productos para la limpieza, procesos de combustión, uso de adhesivos, pegamentos o disolventes, impresoras, empleo de herramientas…Tenemos que tener mucho cuidado con la ventilación de los espacios cerrados para garantizar la renovación del aire, pero en ocasiones esto no será necesario, o las personas tienen especial susceptibilidad a sufrir síntomas alérgicos, y hará falta emplear dispositivos que garanticen la pureza ambiental y un refuerzo positivo para disminuir los síntomas que estas personas pueden presentar. Y es que, aunque nos pueda resultar difícil de creer, en ocasiones, la concentración de contaminantes en el aire interior es superior a la del aire exterior.

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