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Escrito el día 14-noviembre-2019 por Juan Toral
Te sorprenderás cuando leas estas estadísticas: de media, a lo largo de nuestra vida pasamos 30 años de pie, 16 caminando, 10 años trabajando…y 500 horas de nuestra vida las pasamos de pie, haciendo cola esperando nuestro turno.
El tiempo, tan efímero y eterno a la vez, se nos escapa entre las manos pero deja caer su peso sobre nuestros pies, el armazón que ideó la naturaleza cuando nos creó para aguantar el peso del día a día. Una vez que sabemos estas llamativas estadísticas, cobra importancia la idea de que es muy importante cuidar nuestros pies y para ello será clave elegir un buen calzado.
En Internet podemos encontrar asesoramiento sobre zapatos cómodos online y para nuestra facilidad incluso podemos tener la opción de comprar zapato cómodo.
Y es que se ha demostrado que elegir un mal calzado es perjudicial para nuestra salud. En principio podemos pensar que los problemas se limitan tan solo a molestias y dolores en nuestros pies, pero van más allá ya que una mala pisada puede desarrollar malas posturas y repercutir en la salud de nuestra espalda.
¿Qué problemas para la salud tiene usar un mal calzado?
Podemos correr el riesgo de infravalorar a nuestros pies, pero son pequeñas estructuras de una precisión milimétrica. Y es que nuestros pies están formados por 26 huesos que conectan en 33 articulaciones; además intervienen 107 músculos, tienen gran aporte sanguíneo (venas y arterias) además de ligamentos, que harán que el pie nos permita andar, movernos, soportar el peso y otorgar la estabilidad que nuestro cuerpo necesita.
A la hora de elegir un calzado, tanto el tipo como el material son importantes. Y es que hay personas que pueden tener predisposición a un exceso de sudoración (conocido como hiperhidrosis), hongos, papilomas y reacciones locales de la piel como por ejemplo alergias.
En personas adultas, sobre todo en mujeres, un mal calzado puede dar una serie de problemas, entre los que podemos destacar, a nivel del pie, las siguientes lesiones: juanetes (sobre todo en zapatos estrechos que terminan en punta), metatarsalgias (dolor de dedos), deformidad en los dedos (dedos en garra o en martillo), callosidades, problemas circulatorios (varices), fascitis plantar, problemas en las uñas, como por ejemplo que se encarne e incluso dolor en los gemelos.
Pero los problemas de salud no se limitan a nuestros pies ya que algunos dolores de rodillas o de espalda, tienen su origen en el zapato que usamos.
En ocasiones las modas afectan especialmente a las mujeres, en las que por desgracia, en ocasiones priman factores estéticos a los saludables: tacones, zapatos vistosos pero poco ergonómicos…lo que hace que con el paso de los años, el género femenino se vea especialmente atacado por los pies, que pueden terminar convirtiéndose en su tendón de Aquiles.
Elegir un buen calzado puede ser muy importante, aunque inicialmente tenemos la costumbre de infravalorar su importancia. Acudir a un especialista (Podología) puede ayudar al realizar un estudio de la pisada y asesoramiento sobre el tema.
Si tuvieras que decantarte por un zapato, ten en cuenta las siguientes recomendaciones: que sea cómodo y blando, que transpire bien, que tenga una cuña justa para bien pero que no tenga ni mucho tacón ni sea totalmente plano. Con esta simple medida algunos de nuestros problemas o dolencias de pies, articulaciones, problemas circulatorios y de espalda se pueden mejorar. Así que tenlo en cuenta a la hora de comprar tu próximo calzado.
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