Categoría: Reflexiones
Escrito el día 30-julio-2018 por Juan Toral
Que la Medicina ha cambiado es algo innegable que hay que celebrar. Poco a poco el paciente se ha ido integrando hasta colocarse en el eje del sistema sanitario a través del cual gira la Medicina. Este big bang ha hecho que los pacientes hayan ido ganando una serie de DERECHOS a los que seguro se seguirán añadiendo más en un futuro: la relación médico-paciente ha cambiado: ya no es paternalista y no hay que hacer lo que el médico diga; ahora se busca el consenso, compartir información para que cada persona elija la opción que mejor se ajuste a sus necesidades y creencias.
En esta metamorfosis el médico ha dejado de ser ese Dios que se codeaba con el alcalde y el cura del pueblo a ser prácticamente el último mono. Y perdona que pierda las formas, pero es que por desgracia es lo que viene sucediendo y lo que los profesionales que nos dedicamos a esto de la salud venimos percibiendo. Somos el saco al que sacudir, el saco que las administraciones cuelgan de mala manera para que sus votantes nos den mamporros y descarguen las frustraciones de un sistema que les ha prometido el oro y el moro pero que no puede cumplir sus promesas. Y es que es muy bonito decir aquello de “Urgencias es todo lo que el paciente considere urgente” o “la salud está garantizada” mientras cierran plantas, dilatan listas de espera o no contratan a personal para sustituir los periodos de vacaciones.
Creo estar en disposición de alzar la voz. Entre mis premisas está situar a las personas en el centro de todo. Sin importar la Comunidad Autónoma en la que he trabajado (Andalucía, Canarias o Madrid), sin importar si se va por la Pública o por la Privada, sin importar si es mañana, tarde, noche o madrugada. Mi forma de trabajar tal y como dejé por escrito en “El compromiso con mis pacientes” es trataros con respeto, presentarme, estrecharte la mano, escucharte, mirarte a los ojos, explorarte y darte mi opinión sobre la opción que más te puede interesar. Cuando la situación lo permite, además suelo hacerlo con optimismo y no es la primera (ni será la última) que la persona sale de la consulta de mejor humor con el que entró, y en ocasiones hasta con una sonrisa dibujada en la boca. Y es que no sólo tenemos que acertar en el diagnóstico y curar (que por supuesto que también) sino que tenemos que tranquilizar y calmar los miedos e inseguridades que muchas veces están detrás de esas consultas banales que se convierten en un mundo.
Ahora bien, el paciente, TÚ, tienes que saber que no solo tienes derechos sino que también tienes DEBERES. Y es que eso seguramente lo hayas escuchado menos porque es más políticamente correcto decir solo lo que los demás quieren escuchar. Pero no, es hora de dejar clara una cosa. Al mismo nivel que los derechos están los deberes, que aunque son menores en número también los hay. Yo para facilitarte el trabajo me voy a limitar a uno simple: RESPÉTANOS. Si yo me preocupo en hacerte sentir especial y único al entrar en la consulta, no me trates mal, no me desprecies, no me infravalores ni me humilles.
Tengo la necesidad de escribir este artículo impopular por un caso que atendí de madrugada en mi última guardia. Una joven (no se podía etiquetar como paciente porque no estaba enferma) acudía a altas horas ya que es cuando menos gente suele haber para pedir un favor. El día anterior según refería no pudo ir al trabajo por estar con vómitos, y claro, la empresa le pedía un justificante para no sancionarla.
Yo tengo una virtud que en ocasiones se convierte en defecto y es que suelo mirar a la persona desde el mismo momento que entra en mi campo visual: veo como anda, la expresión de su cara, su lenguaje no verbal. También escucho activamente y no suelo refugiarme detrás de la pantalla del ordenador mientras tecleo sin hacer caso de lo que me dicen. Y aunque soy hombre, soy capaz de hacer dos cosas a la vez: escucho y observo al mismo tiempo. De esa manera comprobé que la joven usuaria que había decidido ir de madrugada porque iba a esperar menos, a pedir el favor, nada más pedírmelo se puso a jugar con su teléfono móvil. Debía creerse que yo era un simple secretario, que el médico es el esclavo para atender sus necesidades y que mis años de estudio, formación y dedicación no se merecen el respeto de dejar el teléfono a un lado en la consulta y no ponerse a jugar en mis narices mientras yo tenía que satisfacer el favor que me había pedido.
En demasiadas ocasiones el médico tiene que enfrentarse a situaciones comprometidas y también en más de una ocasión tenemos que escuchar la vergonzosa frase “yo pago tu sueldo con mis impuestos”. Quiero dejar claro una cosa: puestos a pagar, más pago yo. De mi sueldo me retienen un 30%, que es un buen pellizco que va destinado para pagar por ejemplo, el día de baja laboral injustificada que pides, o la jubilación de tu padre, o el colegio público de tu hijo. Mis impuestos son tan válidos con los tuyos así que por esa regla de tres, , no me estás pagando mi nómina sino que me estoy autopagando en un acto de automasoquismo.
Son tantas las expectativas creadas y tantas las lagunas, que en ocasiones, la realidad dista mucho de lo esperado. No se trata de un mal uso de las Urgencias sino en un problema mucho más grave y de difícil solución: la falta de EDUCACIÓN. Quizás todos deberíamos reflexionar sobre esto y sacar conclusiones.
Si quieres saber cuales son tus derechos y también tus deberes puedes acceder al siguiente link donde lo encontrarás por escrito.
Consulta online
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De verdad que tienes toda la razón. Y lo del “justificante” para el trabajo es de traca. En Schamann no eran tan descarados, no te lo pedían de entrada… pero luego te preguntaban: ¿me puede hacer un justificante para el trabajo?; O: ¿esto me sirve para el trabajo?. Yo siempre me he curado en Salud, y en la anamnesis nunca falta aquello de “refiere”… porque realmente, yo no sé si falto al trabajo porque estaba enfermo o porque estaba matando a su vecino… y por supuesto siempre les añadía la colegiala de: esto te sirve como que acudisteis hoy a urgencias. Consta la fecha y la hora. Si en el trabajo necesitan que lo justifiques puedes enseñar la parte del informe en el constan estos datos, tu nombre, fecha y hora y tapar lo demás (haces una copia con la parte de la visita médica tapada). Para cualquier otro trámite, como una baja, tendrás que pedirle hora al médico de cabecera.
En mi centro de salud una de las doctoras no hace justificantes de de enfermedad si no traes el informe de haber ido a urgencias cuando estuviste enfermo. Y me parece perfecto. Yo creo que a esa chica habría que decirle que se volviera a su casa y pidiera cita con su médico de cabecera. Saludos !
Me siento muy identificada, el otro dia se me presentó en la consulta un niñato, sin cita, en plan “urgente” y después de un rato, en conclusión, y para no aburrir queria que le certificara que tenía bien el páncreas (habia tenido una pancreatitis previa) porque se iba de festival y queria poder ponerse ciego de alcohol con tranquilidad. Y tú ahí, a las siete dd la tarde, deseando irte a casa, y aguantando tanta falta de mínima cordura