Mieloma

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Escrito el día 13-abril-2023 por Juan Toral

Aunque pueden parecer lo mismo, médula ósea y médula espinal son conceptos totalmente diferentes. La ósea, se encuentra en el interior de algunos huesos como las caderas o el esternón, y es un tejido esponjoso que se encarga de ser el sistema formador de sangre de nuestro cuerpo. La médula espinal, por su parte, se encuentra en la columna y se encarga de transmitir los impulsos nerviosos, conectando nuestro cerebro con el resto del cuerpo.

La trascendencia de la médula ósea va más allá de lo que inicialmente podemos imaginar, y es que si se altera por un proceso tumoral, se desencadena la “tormenta perfecta”. Las diferentes células sanguíneas plasmáticas (glóbulos rojos, blancos, eosinófilos, basófilos y un largo etcétera) se diferencian a través de la médula ósea. Si un tumor se asienta sobre ella, las células sanguíneas se vuelven anormales, se multiplican sin control y de manera exponencial, lo que se traduce en que no se llegan a formar células sanguíneas normales, sino células malignas. Esta proliferación descontrolada, conocida como Mieloma, es un importante problema de salud, ya que su poder de diseminar, dar metástasis y otros síntomas como fragilidad ósea con aumento del riesgo de sufrir fracturas, se ve aumentado. 

CONSECUENCIAS PARA LA SALUD DEL MIELOMA

La primera consecuencia, será alteraciones sanguíneas, donde se pueden destacar problemas a tres niveles:

• Anemia por disminución de los glóbulos rojos. Es frecuente que una persona con mieloma padezca cansancio/debilidad/astenia.
• Trombocitopenia por disminución de las plaquetas. Es frecuente que una persona con mieloma tenga sangrados o predisposición a hematomas.
• Leucopenia con disminución de los glóbulos blancos. El mieloma también pondrá en jaque la estabilidad del sistema inmunológico. Al afectarse las células plasmáticas, los linfocitos T que serían como nuestros policías encargados de activarse cuando un agente infeccioso entra en nuestro organismo, pierden su funcionalidad, por lo que quedamos expuestos a sufrir infecciones graves.

Pero no sólo se resentiría nuestra sangre, sino que también, a otros niveles. Como acabas de leer, el riesgo de contraer enfermedades infecciosas aumenta. Al igual que desarrollar problemas en los riñones, debido a que las células del mieloma crea anticuerpos que pueden dañar a este órgano provocando daño renal que terminaría desencadenando una insuficiencia renal.

La calidad de los huesos de una persona que tenga un mieloma, también se verá afectada. En condiciones normales hay un equilibrio entre la reparación ósea (mediada por los osteoblastos) y la destrucción (mediada por los osteoclastos). Pero con este tumor, las células de destrucción están hiperestimuladas, sin dar tiempo a que el hueso se regenere, lo que hace que se debiliten y sean más propensos a romperse. Este problema, además, se traduce en un aumento de los niveles del calcio en el organismo, que pueden terminar afectando incluso al corazón y el ritmo cardiaco.

“Afortunadamente” estamos ante un tumor no muy frecuente. En España cada año suelen diagnosticarse en torno a 2.000 casos y aunque se desconocen sus causas, lo cierto es que se ha avanzado bastante en las formas de tratamiento, lo que hace que el pronóstico de estos pacientes sea relativamente bueno, aunque para saber mejor el pronóstico, influirán otros factores como la edad del/la paciente, el estadío del mieloma, el estado general, la existencia o no de insuficiencia renal y la respuesta al tratamiento. 

Escucha las señales que tu cuerpo puede mandarte. Si tienes cansancio, dolores de huesos, sufres muchas infecciones…consulta con tu médico.

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