Categoría: Reflexiones
Escrito el día 21-julio-2014 por Juan Toral
En los últimos años viene produciéndose un incremento en las denuncias por negligencias médicas, una realidad que como profesionales no podemos obviar y de la que tenemos que hacernos responsables, pero que también exige una lectura detallada.
Entendemos por negligencia médica al acto mal realizado por parte de un proveedor de asistencia sanitaria que se desvía de los estándares aceptados en la comunidad médica y que causa alguna lesión al paciente, tras actuar un acto no apropiado o, por no haber tenido la diligencia requerida para el caso particular, no habiendo cumplido con los parámetros mínimos y estándares de conducta para enfrentar el caso, y no haber cumplido con la normas técnicas de la profesión médica. Junto a la impericia y la imprudencia médica, constituye una vulneración a la Lex Artis Ad Hoc.
Si atendemos a los resultados macroscópicos, encontraremos como en los últimos años se viene produciendo un aumento progresivo en las denuncias por negligencias médicas, tal y como informa periódicamente la Asociación del Defensor del Paciente (ADP). En 2012 se recibieron un total de 13.782 quejas por malas actuaciones médicas, lo que suponía un incremento del 6% con respecto al 2011. Esta tendencia continuó en 2013 donde se registraron un total de 14307 errores médicos (525 más que el año anterior).
Si analizamos las especialidades más demandadas por este tipo de negligencias encontraríamos el pódium en Traumatología, Cirugía General y Urgencias, aunque también tienen gran impacto las provocadas por las largas listas de espera en los hospitales.
¿Actuamos cada vez peor los sanitarios? ¿Se dan unas peores condiciones laborales que inciten a estos datos? ¿Hace mayor uso la población de su derecho a demandar? ¿Pueden existir intereses ocultos en este repunte legal? Quizás sea un compendio de todas ellas, lo cierto es que actualmente se dan una serie de condicionantes que han generado un caldo de cultivo idóneo para que este tipo de denuncias estén a la orden del día. Por un lado, la falta de recursos por parte de la Sanidad Pública provocado por disminución de ingresos a la Seguridad Social a consecuencia de la crisis económica, por otra parte, la crisis prolongada que estamos viviendo ha hecho que la imagen de la salud pública se haya deteriorado, a lo que hay que sumar la creencia de que la medicina no tenía límites en su evolución y tecnología, y por lo que la población, reclama siempre resultados de éxito a un sector tan exigente como es la medicina y sobre todo en las especialidades quirúrgicas, donde el resultadismo impera sobre cualquier criterio que no defienda el resultado final. Pero no podemos obviar un posible condicionante del aumento de reclamaciones por negligencias en la búsqueda de dinero a través de indemnizaciones; y es que las dificultades económicas que están padeciendo muchas familias junto con las desastrosas tasas de paro, parece estrechamente ligado al aumento de reclamaciones por negligencia médica a fin de conseguir un beneficio en forma de indemnización económica, a lo que hay que añadir la desinformación de los pacientes, cuyo desconocimiento de la medicina hace que cualquier dato negativo en su relación con el médico sea interpretado como un acto negligente.
Pero lejos de limpiarnos las manos y buscar la paja en el ojo ajeno, tenemos que ser conscientes de nuestra parte de responsabilidad en este problema en auge ya que si nos centramos en las estadísticas del ejercicio del pasado año, 798 negligencias médicas derivaron en la muerte del enfermo, 106 más que en 2012, algo que desde la Asociación del Defensor del Paciente, achaca a los brutales recortes sanitarios que estamos sufriendo a través de su presidente, Carmen Flores, que indica que las cifras podrían ser mayores ya que existen negligencias que no han llegado a registrarse. Los datos reparados por las listas de espera han subido también durante 2013, con 623.800 pacientes esperando una intervención quirúrgica y una demora que alcanza los 100 días de media. En cuanto al origen de las negligencias, el Defensor del Paciente ha destacado que 77 fallecimientos se debieron a que la ambulancia llegó al domicilio con más de una hora de retraso o no fue enviada, y otros 66 pacientes murieron por infección hospitalaria, debido a que el centro no cumplió con las medidas necesarias de higiene. A su vez, 149 bebés nacieron con alguna discapacidad por partos llevados de forma inadecuada, 93 personas han quedado en estado de discapacidad después de una intervención quirúrgica y 315 pacientes se sometieron a una operación de cirugía estética con resultado insatisfactorio. La asociación ha localizado más un centenar de afectados por depilación láser, 59 casos de contagio por hepatitis C y 31 intervenciones de oftalmología con mal resultado, secuelas o pérdidas de visión. Carmen Flores en la presentación de estos datos critica enérgicamente que la falta de personal y medios, genera situaciones muy graves, propias de un país tercermundista, como el hecho de que una única enfermera tenga que atender a diez pacientes o un TAC estropeado tarde varios días en arreglarse.
Por comunidades, Andalucía es la que más pacientes tiene a la espera de una intervención quirúrgica, con un total de 95.000 personas, seguida de Cataluña (83.500) y Madrid (70.000). A la cola se encuentra La Rioja (8.500), precedida de Cantabria y Navarra, ambas con 10.000 pacientes la lista de espera. En cuanto a los días de retraso medio, el récord es para Castilla-La Mancha (160), seguida de Cataluña (130) y Canarias (120). Quienes menos esperan son los vascos (50 días), precedidos por los riojanos (60) y los asturianos (75).
La comunidad en la que se ha registrado un mayor número de incidencias es Madrid (3.601), cuyo hospital más denunciado es el Gregorio Marañón y el servicio que más quejas ha recibido es Traumatología. Le sigue Andalucía con 2.113 casos, donde el servicio con más reclamaciones es el de Urgencias y el centro más denunciado es el Complejo Hospitalario Regional Virgen del Rocío, en Sevilla. La tercera Comunidad es Cataluña, donde la mayoría de las quejas se centran en las listas de espera y el centro sanitario más denunciado es el Hospital Universitario Vall D’Hebron, en Barcelona. La Rioja y Navarra son las regiones donde se ha registrado un menor número de casos (82), precedidas por Cantabria (217).
Sirva esta entrada y estos datos para fomentar la autocrítica tanto para el profesional sanitario, verdugo y tan víctima como una población que cada vez demanda más, castigados por recortes y crisis, que también vivimos en primera persona, tanto económica como sobre todo profesionalmente los sanitarios que tenemos que desarrollar nuestra labor asistencial en un caldo de cultivo del que pocas cosas buenas pueden crecer.
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