Categoría: Enfermedades
Escrito el día 27-abril-2016 por Juan Toral
La próstata es una pequeña glándula que genera grandes quebraderos de cabeza a los hombres. Y es que a ciertas edades, a medida que perdemos vigor y parte de nuestra seguridad, en ocasiones es la próstata la causante de los cambios fisiológicos que los hombres sufrimos con el paso de los años.
Si hay algo que nos agobia es el temido cáncer de próstata. ¿Y es qué quién no conoce a alguien al que el urólogo le ha exploradla próstata? ¿O quién no tiene un amigo al que le han pedido una analítica para “verle” la próstata? En esta sencilla entrada-videotutorial intentaré aclarar los conceptos básicos para que sin agobiarnos, estemos bien informados sobre la próstata y evitar de esa manera, dolores de cabeza innecesarios.
Antes de entrar en materia explicaremos brevemente qué es la próstata:
¿QUÉ ES LA PRÓSTATA?
La próstata es la glándula sexual encargada de producir el semen en los hombres. Suele tener el tamaño de una nuez y se localiza debajo de la vejiga, rodeando a la uretra.
Según la edad, la patología prostática variará. En menores de 50 años, el principal problema será la prostatitis (por infección). En los mayores de 50 años, el problema más común será el crecimiento de la próstata que se conoce como hipertrofia benigna de próstata (HBP). Aunque con menor proporción, a estas edades también se ha demostrado un mayor número de casos de cáncer de próstata, algo que a los hombres nos agobia y nos obliga en muchas ocasiones a su estudio.
El cáncer de próstata es extremadamente frecuente. Según la Sociedad Española de Oncología Médica, en 2015, alrededor de 29.000 hombres padecían esta enfermedad cada año, lo que le convierte en el cáncer más común masculino.
¿QUÉ ES EL PSA?
Para estudiar la posible aparición del cáncer de próstata, es muy probable que hayas escuchado hablar de un parámetro que se solicita en una analítica de sangre, el PSA.
¿Pero qué es exactamente el PSA?
El PSA (antígeno prostático específico) es una proteína que genera la próstata. La producción del PSA depende principalmente de la cantidad de hormonas sexuales masculinas y del tamaño de la glándula.
El PSA no es un marcador específico de cáncer sino del tejido prostático, por lo que si asociamos directamente el PSA con cáncer de próstata corremos el riesgo de cometer grandes errores.
El PSA tiene una baja especificidad ya que puede aumentarse en otras patologías prostáticas como la prostatitis o la hipertrofia benigna de próstata (algo a lo que por desgracia, casi todos los varones presentamos a ciertas edades) y en ocasiones puede tener un valor normal en pacientes con cáncer de próstata. Así que la primera lectura que tenemos que sacar es que un valor alterado de PSA de manera aislada, no debe ser definitivo de nada.
Para que un valor elevado de PSA tenga verdadero valor, debe acompañarse de un tacto rectal donde el especialista palpe el estado de la próstata (forma, consistencia y tamaño).
TRANQUILIZANDO AL PACIENTE SOBRE LA SOLICITUD DE PSA
Una determinación aislada de PSA no es útil para detectar el cáncer de próstata en pacientes sobre los que no exista ningún síntoma que nos haga sospechar patología prostática ya que en ocasiones (más de las deseadas) se terminan realizando biopsias prostáticas innecesarias. En fases precoces no precisa tratamiento y quizás genere mucha ansiedad en los pacientes. El análisis de la próstata debe supervisarse por unos criterios médicos que hagan que su diagnóstico y su tratamiento sean en el momento ideal.
El análisis del PSA es una prueba de fácil realización y poco agresiva, ya que consiste en una analítica de sangre.
Las cifras de PSA (consideradas como normales) varían con la edad así que esta también la tenemos que tener en cuenta. Aunque de nuevo recalcar, un nivel más alto de PSA no confirma la presencia de cáncer. Para hacernos una idea:
– 40-49 años: 0-2,5 ng/ml
– 50-59 años: 0-3,5 ng/ml
– 60-60 años: 0-4,5 ng/ml
– 70-79 años: 0-6,5 ng/ml
¿Agobiado porque en tu revisión tienes un PSA elevado?
Antes de tomar ninguna decisión, si tenemos un PSA>4, debe confirmarse a las 4-6 semanas con una nueva analítica, ya que dicho valor elevado ha podido deberse a un proceso transitorio como una infección urinaria, una retención de orina, la realización de un masaje prostático…
Si en el nuevo control que se hace a las 4-6 semanas volvemos a tener un valor elevado, esto nos obliga a dar un paso más:
– PSA >10 ng/ml: debemos acudir a un urólogo para que profundice en el estudio
– PSA entre 4 y 10 ng/ml: en estos casos hay que interpretar otros parámetros que un análisis prostático debe tener. El más importante sería el cociente PSA libre/PSA total: un cociente inferior al 20% es sugestivo de cáncer de próstata y si es >20% de hipertrofia benigna de próstata (HBP)
¿Cuál es plan correcto a seguir?
Lo ideal es realizar un tacto rectal anual a partir de los 50 años y en función de él, ampliar el estudio
PSA (ng/ml) |
Tacto rectal negativo |
Tacto rectal positivo |
0-4 |
Control anual |
Biopsia prostática |
4-10 |
Ver PSA libre |
Biopsia prostática |
>10 |
Biopsia prostática |
Biopsia prostática |
En personas mayores de 80 años no se aconseja estudiar el PSA ya que el cáncer de próstata evoluciona de forma muy lenta por lo que no parece que indagar en este diagnóstico a estas edades tenga mucho sentido.
Quiero terminar esta entrada sobre la relación entre el PSA y el cáncer de próstata con una noticia positiva, que sería el pronóstico del cáncer de próstata. Y es que la probabilidad de supervivencia tras sufrir un cáncer de próstata es muy elevada, cercana al 100 por cien en los cinco años posteriores al momento del diagnóstico. La tasa de supervivencia para los 10 años posteriores es del 99 por ciento, mientras que para los 15 años posteriores es del 94 por ciento.
Los únicos casos en los que la tasa de supervivencia es baja es cuando el cáncer se disemina, y se extiende a otros huesos y órganos. En estos casos, la tasa de supervivencia es del 28 por ciento.
BIBLIOGRAFÍA
– Barry MJ. Prostate-Specific-Antigen Testing for early diagnostic of prostate cáncer. N Engl J Med. 2001; 344:1373-7
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