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Reflexionando sobre Gestión Sanitaria

Categoría: Reflexiones

Escrito el día 20-marzo-2014 por Juan Toral

Las reglas del juego han cambiado, el tablero no es el mismo. Como si analizáramos la situación a través del modelo Reanson (o modelo dominó o del queso suizo), parece que las condiciones adversas se han alineado hasta desembocar el la crisis institucional-administrativa-sanitaria en la que parecemos inmersos.

La demanda en la sanidad ha cambiado. Cada vez somos más ancianos, nuestra esperanza de vida ha aumentado, y con ello también las comorbilidades, cronicidad y la pluripatología asociada. Se sobreviven a situaciones que antes eran mortales, dando lugar a enfermos crónicos muy frágiles y se perpetúan estados finales de vida con los problemas asociados de alimentación, hidratación y respiración.

Pero la Medicina también ha cambiado. Entre tanto desarrollo de la técnica se ha perdido la visión del paciente. Hay una corriente que nos lleva a la hiperespecialización que genera expertos pero también una serie de inconvenientes, como la fragmentación de la medicina tradicional, el creciente desencuentro entre ciencia-arte del paciente individual y el enfrentamiento con el paciente crónico. La Medicina ha abandonado al enfermo para dedicarse a la enfermedad; existe una expansión del conocimiento y una complejidad en las redes que hace que la mesogestión sea incapaz de dar respuestas globales.

Los médicos también tenemos nuestros dilemas ya que nos movemos en arenas movedizas: entre el altruismo de la ciencia y el negocio de la industria farmacéutica, aunque el problema no es de éstas sino nuestro.

Muchas veces, los grandes problemas tienen sencillas soluciones. Hay que tener visión histórica y asertividad con el entorno. Hay que ver los logros que nos han convertido en uno de los sistemas sanitarios mejor valorados y capacitados, pero también hay que tener miras y valorar lo que están haciendo en otros países para quedarnos con lo muevo y no caer en el inmovilismo y el retroceso en el que nos movemos actualmente.

En los años 70 y en parte “invitados” por la crisis del petróleo, los sistemas tuvieron la necesidad de buscar soluciones y alternativas. En España además se sumó la peculiaridad de la transición y la democracia. En nuestro país por esos años se optó por la potenciar y dotar de profesionalismo la Atención Primaria, base del sistema sanitario, constituyéndose los Centro de Salud multidisciplinares donde interactúa un amplio equipo sanitario y una amplia cartera de servicios, que ha sido clave en la mejora en los resultados.

Sin embargo, con los años de bonanza económicos y con los cambios ideológicos, se produce un cambio hacia la especialización médica. Los pacientes buscan resultados, inmediatez  y el Hospital pasa a ser la madre nodriza en especialistas que se han convertido en expertos.

Pero tenemos que tener claras las reglas del juego.  El cambio en los perfiles de morbi-mortalidad, hace que el sector sanitario se empiece a enfrentar a una población más envejecida, donde patologías degenerativas y crónicas van tomando el relevo de las infecto-contagiosas y agudas. Además, la mortalidad evitable asociada a las patologías crónicas encuentra su vulnerabilidad más importante fuera del sector asistencial: la génesis medioambiental, social y de estilos y hábitos de vida, aparece como determinante en muchos procesos, y exige que el sistema sanitario se plantee intervenciones desde la lógica de la protección de la salud, la promoción y educación sanitaria, la prevención clínica y el consejo médico. Igualmente, los aspectos de rehabilitación y reinserción social toman mayor importancia complementando las intervenciones agudas tras los episodios de enfermedad.

La reorientación que se pretende de los sistemas sanitarios se dirige (al menos esa es la intención), a un cambio de prioridades a favor de la promoción y prevención, al trabajo intersectorial y a un abordaje más integrado de los problemas de salud (pato-biografía), que llevan a la potenciación del nivel de Atención Primaria como elemento fundamental para aportar longitudinalidad, continuidad y coherencia al conjunto de intervenciones sobre el individuo y su núcleo familiar. Se precisa una potenciación de la Atención Primaria, que surge como una respuesta ante la necesidad de dar coherencia, longitudinalidad, continuidad y racionalidad de un sistema sanitario cada vez más escindido en especializaciones; rescatar el enfoque pato-biográfico del individuo y convertir al generalista en un agente determinante que aconseje al paciente en el conjunto de sus relaciones con los especialistas que se ha demostrado como algo conveniente y efectivo, tanto desde el punto de vista de la lógica clínica como también desde la perspectiva económica.

No se trata de prescindir del estamento hospitalario, ni a los especialistas que tan imprescindibles son para el manejo de las patologías. Se basa en afianzar la base, el inicio de la cadena de engranaje que anda oxidada y entre todos cambiar la educación sanitaria de los pacientes que exigen por la creencia adquirida a través de los últimos años, en la que el médico de Atención Primaria se ve poco más como un prescriptor de recetas y un guardia de tráfico que deriva al especialista de turno que es el único que parece tener las respuestas. Hay que dotar a los profesionales de los Centros de Salud y darles mayor autonomía tanto en la prescripción farmacológica como de pruebas diagnósticas. Hay que dotar a los hospitales de consultas no demorables para las diferentes especialidades para que puedan ser derivados enfermos con patología aguda y así no sobrecargar los sistemas de Urgencias que desencadena la masificación hospitalaria ante pacientes mal controlados que se desesperan ante las dilatadas listas de espera que obligan a buscar alternativas en ese callejón sin salida.

Hay que intentar buscar políticas a largo plazo que potencien la prevención, la atención del paciente pluripatológico, la polimedicación. Pero para ello hacen falta políticas que vayan más allá del plazo inmediato de la próxima elección que es lo único que parece interesar al político de turno.

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