Escrito el día 8 junio, 2018 por Juan Toral
En torno a la ansiedad, parece cierto el dicho de “lo esencial es invisible para los ojos”. La ansiedad o la depresión pese a tener unas cifras alarmantes son tan sólo la punta del iceberg porque aún hay cierta estigmatización que hace que algunas personas se avergüencen de estar tristes y no pidan ayuda por miedo a que los etiqueten de “locos” o enfermos “psiquiátricos”. Como médico que cada día atiende a muchas personas desconocidas que pasan por la consulta de Urgencias, tengo la clara percepción de que detrás de muchas dolencias y síntomas está la sombra de la ansiedad, que cuando se manifiesta en forma de ataque de ansiedad es fácil de diferenciar pese a que pueda simular a un infarto de corazón, pero que en otras ocasiones es como un ladrón de guante blanco y está detrás de los síntomas, agazapada sin dar la cara. Si no llegamos a su diagnóstico, no podremos tratar el origen de los problemas y éstos terminarán cronificándose, lo que aumenta el sufrimiento y el desgaste físico y emocional de estos pacientes.