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Tanorexia

Categoría: Enfermedades

Escrito el día 14-agosto-2015 por Juan Toral

Los extremos nunca son buenos y en lo relacionado con el sol y la exposición a él se cumple este axioma. Seguro que en ocasiones se habrán cruzado con alguien o han puesto su toalla en la playa cerca de una persona que llama especialmente la atención por un bronceado esculpido por intensas jornadas de dedicación al bronceado. Lo que quizás no todos sepan es que en ciertas situaciones, esta obsesión y culto al bronceado termina convirtiéndose en una patología conocida como tanorexia, que etimológicamente significaría impulso por estar moreno.

Escuchar entrevista El Caloret: Tanorexia (La mañana Cope GC)

La tanorexia se define como la condición por la que una persona presenta la necesidad obsesiva de tener que lograr una tonalidad de piel más oscura y bronceada ya sea exponiéndose al sol o a la radiación UV o inclusos a ciertos fármacos, teniendo siempre la percepción de tener un tono inferior al real por lo que siempre intentan sobreexponerse, generándose en estas personas una preocupación excesiva e irracional de sobreexponerse a un bronceado excesivo, antiestético y peligroso.

La tanorexia es un tipo de dismorfofobia que tiene predilección por mujeres jóvenes, entre 17 y 35 años, que suelen estar influenciadas por factores socioculturales relacionados con los cánones de belleza imperante en Occidente que en los últimos años parece relacionarse con bienestar y éxito social aunque cada vez son más los hombres que padecen este trastorno.

Suele asociarse con otros trastornos psicológicos de base como trastornos depresivo mayores, fobias sociales, trastornos obsesivo-compulsivo o incluso trastornos delirantes

Al igual que las personas que sufren anorexia, la tanorexia sería otra forma cruel de dismorfofobia en la que la persona no se acepta en busca de un estado corporal que anhela pero para el que mismo tiempo se condena en su afán por perseguir fantasmas.

Un estudio publicado en el Journal of the American Academy of Dermatology de la Universidad Wake Forest demostró que este tipo de pacientes presentaban síntomas compatibles con síndrome de abstinencia cuando las sustancias químicas del bienestar (endorfinas) quedan bloqueadas.

Es curiosa la forma de entrada de estas personas a las consultas médicas ya que al negar su trastorno u obsesión, no reconocen su conducta como patológica por lo que sus consultas médicas suelen relacionarse con manchas o alteraciones cosméticas, por lo que la misión del sanitario sería identificar a estos pacientes y reconducirlos dentro del sistema sanitario con un abordaje integral médico-psicológico-farmacológico.

Y es que llevada esta necesidad al extremo, tomar el sol se convierte en una obsesión y, por tanto, termina afectando a la felicidad de la persona ya que ataca a pilares básicos como el autoestima o el funcionamiento laboral, personal y social.

Podemos remontarnos a la historia y a las tradiciones de las diferentes culturas, para hacer un análisis rápido de la importancia del tono de piel en las personas. En la antigüedad, un tono blanco y suavizado de la piel era sinónimo de belleza y de personas de prestigio ya que en la Edad Media trabajar en el campo y por consiguiente exposición solar se consideraba un indicador de baja clase social. Esta asociación entre palidez y alta cuna ha sido una de las claves para que se definan los miembros de una Casa Real como de sangre azul. El patrón actual de belleza y éxito es diferente y hace hincapié en valores como la delgadez, las tallas pequeñas, la proporción-simetría corporales y el bronceado, identificándose todo esto como salud física y garantía de éxito social.

Para las personas que sufren tanorexia, el efecto placentero que provoca la exposición a los rayos UV y el deseo de tener la piel un tono más oscura es superior a cualquier otra consideración. Pero el problema no se limita al órgano más superficial de nuestro organismo, la piel, sino que es parte de un problema más profundo de la persona, que demuestra parte de la inseguridad y la necesidad contínua de estas personas en sentirse aceptadas, que encuentran en el bronceado la vía de escape o el atajo para conseguir una satisfacción poco duradera, ya que la persona siempre tendrá la percepción de que debe estar más moreno.

EL SOL ES NECESARIO…PERO EN SU JUSTA MEDIDA

El sol tiene una amplia gama de efectos beneficiosos por lo que su “consumo” es recomendado como hábito de vida saludable. Entre otros efectos promueve la síntesis de Vitamina D que regula a su vez el calcio previniendo la osteoporosis; también incrementa los niveles de ciertas hormonas y neurotransmisores como la serototina, siendo clave en actividades tan dispares como nuestro estado del ánimo, nuestro ciclo del sueño, la autorregulación de la temperatura corporal o el apetito sexual. También está demostrado que puede ayudar a mejorar los niveles del HDL (Colesterol bueno) y disminuir la tensión arterial. Y es clave también en los niños recién nacidos para evitar situaciones como el raquitismo.

Pero una sobreexposición o un mal uso del mismo, puede traer una serie de efectos nocivos que debemos evitar como el envejecimiento prematuro de la piel, lesiones dérmicas o la alteración del ADN de nuestra piel. El bronceado sin control tiene efectos acumulativos y consecuencias fatales, como demuestran los datos epidemiológicos, donde en los últimos veinte años, la cantidad de melanomas en España se ha multiplicado por diez.

Por todo esto, es importante encontrar un equilibrio para potenciar los beneficios y minimizar los riesgos de un mal uso y para ello es clave aplicar una protección adecuada al fototipo de la piel

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