Categoría: Curiosidades
Escrito el día 15-agosto-2014 por Juan Toral
A medida que asciendes el pico más alto de España, en ese Teide en el que pareces poder tocar el cielo, un olor familiar se va apoderando de la cumbre. Como si de un frasco aromático putrefacto, un olor familiar que reviste al huevo podrido o a las ventosidades anales se adueña del ascenso. Pese a que cada vez menos oxígeno llega al cerebro (a esa latitudes no hay lugar para los excesos) algunas preguntas se formulan en tu mente. ¿Qué puede tener en común un volcán, los pedos o el huevo podrido? Y como casi siempre, hay una parte química en las preguntas y es que existe un denominador común en todos ellos, el azufre.
Escatológicamente hablando, el pedo es un compuesto gaseoso altamente variable formado por nitrógeno y dióxido de carbono, que tras reacciones químicas con los ácidos y fluidos gástricos y la flora microbiana, terminan produciendo pequeñas cantidades de gas sulfídrico y azufre, que es el factor hediondo de las flatulencias.Para que los gases expulsados huelan hace falta un ingrediente fundamental: el azufre, especialmente en forma de sulfuro de hidrógeno. Lógicamente lo que ingerimos por la boca debe salir por algún sitio y si ingerimos alimentos ricos en azufre como la cebolla, los huevos, los hongos y la coliflor que “aromatizan” nuestros gases anales. Dicho de otra manera, el origen de las flatulencias es el aire que ingerimos al tragar saliva, alimentos o bebidas, en los gases que se generan cuando los alimentos reaccionan con los ácidos del estómago o con los fluidos del intestino y en las bacterias que abundan en el interior de nuestros intestinos, que se consideran una fábrica de gases.
Y es en la cumbre de la montaña más alta de España cuando ese olor a flatulencia o huevo podrido se hace una constante en el ascenso, lo que nos confirma que aunque dormido, el Teide es un volcán que dormita, latente, pero no inerte ya que libera azufre, muestra de su actividad. Y es que el dióxido de azufre es uno de los gases comúnmente liberados durante erupciones volcánicas. En contacto con membranas húmedas (ojos, nariz, boca) el dióxido de azufre forma ácido sulfúrico, uno de los ácidos más fuertes que se conocen y que es responsable de fuertes irritaciones en los ojos, membranas mucosas (boca, nariz) y piel.
Típicamente, la concentración de dióxido de azufre en fumarolas volcánicas es menos denso si existe viento que lo transporte, de lo contrario el gas se mantiene en la zona del volcán, desplazándose por las laderas en las capas bajas y se mantiene por más tiempo.
Y para terminar esta entrada, hablaremos un poco sobre el azufre
El azufre es un elemento químico (nº atómico 16) cuyo símbolo es S, siendo un no metal abundante con un olor característico. Se encuentra en forma nativa en regiones volcánicas y en sus formas reducidas formando sulfuros y sulfosales o bien en sus formas oxidadas como sulfatos. Se usa principalmente como fertilizante pero también en la fabricación de pólvora, fósforos, insecticidas o laxantes.
La proporción del azufre en la corteza terrestre es de 0.03-0.1%. Con frecuencia se encuentra como elemento libre cerca de las regiones volvánicas (depósitos impuros).
En le punto normal de ebullición del elemento (444.60ºC u 832.28ºF) el azufre gaseoso presenta un color amarillo naranja. Cuando la temperatura aumenta, el color se torna rojo profundo y después se aclara, aproximadamente a 650º (202ºF), y adquiere un color amarillo paja.
El azufre es un elemento activo que se combina directamente con la mayor parte de los elementos conocidos. Puede existir tanto en estados de oxidación positivos como negativos, y puede forma compuestos iónicos así como covalentes y covalentes coordinados. Sus empleos se limitan principalmente a la producción de compuestos de azufre. Sin embargo, grandes cantidades de azufre elemental se utilizan en la vulcanización del caucho, en atomizadores con azufre para combatir parásitos de las plantas, en la manufactura de fertilizantes artificiales y en ciertos tipos de cementos y aislantes eléctricos, en algunos ungüentos y medicinas y en la manufactura de pólvora y fósforos. Los compuestos de azufre se emplean en la manufactura de productos químicos, textiles, jabones, fertilizantes, pieles, plásticos, refrigerantes, agentes blanqueadores, drogas, tintes, pinturas, papel y otros productos.
El sulfuro de hidrógeno (H2S) es el compuesto más importante que contiene sólo hidrógeno y azufre. Es un gas incoloro que tiene un olor fétido (semejante al de los huevos podridos) y es muchísimo más venenoso que el monóxido de carbono, pero se advierte su presencia (por su olor) antes de que alcance concentraciones peligrosas.
En general las sustancias sulfurosas pueden tener los siguientes efectos en la salud humana:
• Efectos neurológicos y cambios comportamentales
• Alteración de la circulación sanguínea
• Daños cardiacos
• Efectos en los ojos y en la vista
• Fallos reproductores
• Daños al sistema inmunitario
• Desórdenes estomacales y gastrointestinales
• Daños en las funciones del hígado y los riñones
• Defectos en la audición
• Alteraciones del metabolismo hormonal
• Efectos dermatológicos
• Asfixia y embolia pulmonar
Flatulencias, volcanes y huevo podrido con un denominador común en la ciencia, en la química que es la madre de la armonía y el bienestar, la misma paz que nos da ver la inmensidad del horizonte desde la cumbre del pico más alto de España o expulsar los productos digeridos en su forma gaseosa.
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