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Escrito el día 01-diciembre-2019 por Juan Toral
La enfermedad y la necesidad de estar y sentirnos bien son preceptos universales. Esto hace que la salud sea un bien que no entiende de fronteras, algo que, en un mundo tal global e interconectado como en el que vivimos, resulta de vital importancia.
Internet ha dado lugar a que el conocimiento fluya sin barreras y a que la información vuele sin importar la distancia. La Medicina sigue un mismo cuerpo de pensamiento, pero los idiomas para hablar de ella son muchos. El inglés en el mundo científico sigue siendo la lengua materna, aunque otras lenguas siempre vivas como el castellano u otras emergentes como el indio o el chino parecen tener mucho que decir dentro del debate sanitario.
Además, cada vez es más frecuente atender a pacientes de otras nacionalidades que cruzan el puente aéreo o bien por vacaciones, por obligaciones laborales o por intentos de encontrar una vida mejor. Las barreras idiomáticas dificultan en ocasiones el acto médico, ya que, aunque el dolor y la expresión de los ojos, a veces hace falta poner palabras al sufrimiento.
Por eso es muy importante tener al alcance de un buen sistema de traducción médica que nos haga eliminar barreras y salvaguardar un acto tan puro como la relación médico-paciente. Y la tecnología, que en ocasiones tanto ruido aporta al debate y distorsiona, también puede ayudar con la implantación de dispositivos de traducción en tiempo real.
Lo mismo ocurre a la hora de estudiar artículos, o de compartir nuestra experiencia en congresos internacionales. Fallos en el lenguaje pueden significar malentendidos y fallos en la asimilación de nuevos conceptos, lo que puede suponer un detrimento en nuestras competencias y sobre todo, en el trato que reciben nuestros pacientes.
Pero este problema puede ir más allá y no limitarse solo al acto médico, sino que puede salir más allá del centro de salud o el hospital de turno y llegar hasta la Farmacia donde puede llegar una persona con el reto añadido de dar respuesta a su problema y a la dificultad para entenderse en otro idioma. En ocasiones la persona puede llegar con un informe por lo que contar con un sistema de traducción farmacéutica también es un valor añadido a tener en cuenta para añadir a la cartera de servicios.
Vivimos en un mundo global, donde muchos de los problemas son universales. La salud y la enfermedad serían algunos de ellos por lo que conviene buscar los atajos para que en torno a ellos existe un lenguaje universal. Y es que, aunque parezca una tontería, no lo es, como demuestra por ejemplo el siguiente dato que pone de manifiesto la importancia de los errores en la comunicación.
¿Sabías que la mala caligrafía de los médicos es la causa de 7.000 muertes al año en EE.UU?
Puede sonar a chiste pero no lo es. Y es que en 2.006 la National Academies of Science’s Institute of Medicine publicó un estudio donde se obtuvieron estos datos alarmantes. En EE.UU cada año un millón y medio de americanos son erróneamente medicados por culpa de la mala interpretación de la letra del médico.
Y es que ser incapaces de interpretar correctamente lo escrito en una receta, no sólo puede influir en el hecho de recibir un medicamento equivocado, sino que también puede verse afectado el mal cumplimiento del tratamiento por errores en su interpretación que puede agravar la enfermedad e incluso terminar en fallecimiento, justificándose de esta manera 7.000 defunciones en Estados Unidos.
El uso de abreviaturas en informes tampoco ayuda a hacernos entender.
Si algo define a los médicos es la pésima caligrafía que suele perseguirnos. Conozco a demasiados colegas y la verdad es que nuestra letra deja mucho que desear. Empezamos la carrera con una caligrafía inmaculada, pero el paso de los cursos termina convirtiéndose en toda una declaración de intereses del despropósito que nuestra caligrafía va a sufrir, necesitando los farmacéuticos un máster en jeroglíficos para despachar algunas de las recetas que les hacemos llegar.
Indagando sobre los motivos que expliquen los por qué de nuestra mala letra, he encontrado algunos “históricos” y es que hay quién defiende que la mala letra de los galenos es algo que se arrastra desde la época de la Inquisición donde debido al miedo que existía a ser descubiertos y culpados de curar enfermedades usando productos que iban más allá de la fe cristiana, hizo que los médicos de la época hicieran esa caligrafía ilegible para intentar encriptar la información sobre los remedios que aplicaban y prescribían.
El dolor, la enfermedad y la necesidad de estar sanos nos obliga a buscar un lenguaje universal
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