Categoría: Reflexiones
Escrito el día 20-mayo-2014 por Juan Toral
Si hay un día marcado en el calendario del joven médico es el 20 de Mayo, la fecha de los sueños, el día que tantas noches en vela dejó hasta llegar a él. Y es que es hoy cuando el eterno aspirante a formar parte de la Medicina, cuando esa adolescente que tan brillante fue en sus estudios, que tan concienzudamente se preparó la oposición vía MIR deja atrás la visión de la rama sanitaria en forma de opciones tipo test y se enfunda la bata y el fonendo con la liturgia del torero que se va a enfrentar a sus miedos y a la responsabilidad que le da su nuevo status de Médico Interno Residente.
Hoy es el día de la ambivalencia hospitalaria, ya que como si de las olas del mar se tratase, los hospitales reciben con los brazos abiertos a sus nuevos médicos mientras se secan las lágrimas de las despedidas de los residentes, ya Adjuntos, que han visto como termina su formación y tienen que abandonar la que creyeron ser su casa.
Para ambos, los que llegan como los que se van, hoy supone un día muy especial. Para ambos será el primer día del resto de sus vidas, pero las sensaciones son totalmente opuestas. El novato que entra con la incertidumbre y los nervios de lo desconocido, que se martiriza dudando estar a la altura, pero que al mismo tiempo se ve repleto de fuerza y energía para andar un camino que será fascinante. Y el ya no tan joven y curtido a lo largo de estos 4-5 años de especialidad que lleva semanas preparando su salida asomado al abismo del panorama laboral que ensombrece a la profesión, desilusionado ante las promesas incumplidas de las jubilaciones no cubiertas, del tapón que forman anteriores promociones que aún mendigan buscando un contrato temporal, en esos meses de verano para oxigenar un poco la cuenta corriente y engancharte a la Ciencia por la que tanto has dado y recibido.
Hoy me acuerdo de muchos de mis compañeros de Málaga que terminan su formación: de Dario, Chao, Marian, Pablo y Javi, Alejandra, Vero o de Ricardo y Carolina, de Lidia, Teresa, Luis, Bárbara, Virginia, Marta, Rocio o Juan Paz…que con su temor al futuro inminente cierran hoy un camino que recorrimos en parte pero que te separa en busca del mercado laboral que marca el ritmo cual metrónomo.
Oficialmente hoy yo también estoy de celebración, paso a ser R6, o para los puristas, Adjunto de 2º año. Es curioso lo que te puede cambiar la vida en tan solo 365. Tal día como hoy de 2013 yo también ponía fin al ciclo dorado de los 4 años que viví en Málaga para hacer de nuevo la maleta y venirme a Las Palmas de Gran Canaria. De la noche a la mañana dejas de ser alumno para ser profesor aunque nunca antes te hayan preparado para enseñar. Desde aquí quiero disculparme ante todos los R1 que este año han pasado por las Urgencias del Hospital Dr. Negrín, porque estoy seguro que no les he podido enseñar como me hubiera gustado lo poco que sé: la carga asistencial, el stress, los días raros o incluso la falta de empatía que pueden haber difuminado las enseñanzas que en su día mis maestros me legaron. Sé que van a ser grandes profesionales, los he visto crecer en este año: entraron como entramos todos, verdes y perdidos y 365 días después han pasado a dominar en vez de ser dominados. A todos les deseo lo mejor y les invito a que se dejen seducir por esta profesión que es como una droga.
Y en este día de celebraciones, también me acuerdo de Isabel Corona, la que fue mi tutora durante mis cuatro años de formación como especialista en MFyC. A veces no compartía sus métodos, a veces me hubiera gustado enfocar mi supervisión de otra manera, pero con el paso del tiempo me doy cuenta de su labor altruista que como si de una madre se tratase me dio cobijo y me enseñó con el día a día, con su buen ojo clínico o con sus lecciones sobre la vida de la calle que tan necesaria es para ser feliz. Gracias a ella soy lo buen médico que pueda llegar a ser en un futuro. Y gracias a todos los profesionales (médicos, auxiliares, enfermeras y celadores) que me enseñaron durante mi etapa en Carlos Haya, Civil y la Palmilla.
Hoy 20 de Mayo, hay mucho que celebrar. El comienzo de una nueva etapa, un nuevo ascenso en el camino. Es un día para reir y llorar, para conocer y despedirse, para soñar. Hoy también termina su etapa como Especialista Interna Residente de Psicología mi media naranja y no puedo estar más orgulloso de ella.
Y es que cuando uno pone el alma en lo que hace, el resultado siempre será el de la satisfacción. Esa fue la mejor enseñanza que recibí en la escuela, cuando yo era aún muy niño y Don Antonio nos daba clases tanto de Matemáticas, como de Lengua o de Religión: haz lo que hagas, intenta disfrutar y hacerlo lo mejor que sepas. Este es el consejo que le doy a las y los jóvenes que empiezan, y a los compañeros que hoy cierran el cuadrado perfecto de la formación.
A todas y cada uno de vosotros, enhorabuena y a seguir escribiendo vuestra particular historia, porque por muy tortuoso que parezca el camino, por muy sombrío que parezca estar, mañana será un nuevo reto para cambiar el mundo, tan sólo hay que encontrar la salida de este rompecabezas que tantas noches en vela nos causó.
20 Mayo de 2009: han pasado 5 años desde aquel «primer día» que viví junto a Gemma y Anabel. Y en su día lo pensaba y escribía así
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