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Alzheimer: cuando olvidamos recordar

Categoría: Te Interesa

Escrito el día 05-abril-2019 por Juan Toral

Hay enfermedades que ni avisan ni son estridentes, que van avanzando poco a poco pero que cuando dan la cara, lo hacen con una rotundidad total. El Alzheimer pertenece a este “selecto” grupo de enfermedades que el escuchar su diagnóstico se acompaña de un escalofrío que te recorre la espalda y te deja sin aliento: poco (o no lo suficiente) se sabe de la enfermedad y lo que es aún peor, no existe un tratamiento que haga recuperar lo perdido.

 

El Alzheimer es una enfermedad neurodegenerativa, progresiva e irreversible, que arrastra no solo con la memoria en forma de pérdida de recuerdos, sino que también afecta la función cognitiva y a la conducta. Una persona con esta enfermedad verá como se deteriora el control de sus emociones, perderá coordinación en sus movimientos y hará más rígida la forma de desenvolverse en su entorno. Es como si una eterna niebla se posara sobre la persona, que cada vez quedará más oculta, detrás de esa nube que nubla su mente hasta desconectarla de la realidad.

 

El Alzheimer es la enfermedad más frecuente dentro del grupo de las demencias, siendo el 60-70% de ellas. Las cifras son alarmantes ya que en nuestro país, cerca de 800.000 personas padecen la enfermedad pero es que se prevé que las cifras incluso se tripliquen en las próximas décadas. Detectar los primeros síntomas del Alzheimer es importante para intentar ponerle freno a su devastador avance. Los expertos han llegado a la conclusión de que un estilo de vida saludable podría reducir hasta un 40% de los casos de Alzheimer.

 

¿Cómo detectar las primeras fases del Alzheimer?

Detectar el Alzheimer en sus fases iniciales es muy importante para comenzar con terapias de estimulación para intentar parar o al menos frenar la pérdida de memoria en la que se traduce esta enfermedad. Para ello es muy importante estar muy atento a los primeros síntomas del Alzheimer que debemos saber identificar para contactar con el médico lo antes posible. En ocasiones, se tiende a achacar estos síntomas al paso de los años y asociarlos al envejecimiento normal de una persona, por lo que se aconseja estar muy atento y ver si existe un patrón que se repita en el tiempo:

 

– Desorientarse en lugares conocidos previamente

– Olvidos frecuentes o tener dificultades para recordar información reciente

– Repetir las mismas preguntas

– Tener problemas para seguir indicaciones o para realizar cosas rutinarias del día a día

– Tener errores relacionados con el paso del tiempo, como por ejemplo mezclar cosas actuales con otras del pasado

– Perder el interés o tener dificultades para hacer cosas que antes le gustaban

– Cambios en el estado anímico

– Descuidar la higiene y aspecto personal

– Tener problemas para seguir las conversaciones

– Mayor torpeza que puede incluso ser engañado con mayor facilidad y puede traducirse en pérdidas importantes de dinero.

 

Fases del Alzheimer

El Alzheimer es una carrera de fondo, es una prueba de resistencia cuyo avance, al principio imperceptible, termina avanzando hasta hacer que el olvido borre los recuerdos de toda una vida. Es importante saber que existen unas fases del Alzheimer y que estas son importantes ya que pueden dar información de la severidad y el pronóstico en forma de evolución, pero también le da información a los médicos para seleccionar mejor los tratamientos que mejor se adapten a cada caso.

 

– Fase leve de Alzheimer: conocida también como etapa ligera. En esta etapa comienzan a aparecer las primeras y pequeñas pérdidas de memoria, a los que en principio no se les da mucha importancia: por ejemplo olvidarse de una cita o no recordar un nombre. Puede aparecer también cambios de humor y tener problemas para llevar cuadrar las cuentas. Las pérdidas de memoria pueden cabrear a la persona que las tiene e incluso hacerles perder el control. Como mecanismo de defensa, la persona puede aislarse un poco. En esta fase, estos pacientes podrían beneficiarse de estar en centros de día para potenciar con ejercicios la activación cognitiva.

 

– Fase moderada de Alzheimer: en esta fase sigue la alteración, cada vez más marcada de la memoria. Se olvidan cosas recientes aunque es habitual que las antiguas las recuerden bien. La persona pierde capacidad para asimilar lo nuevo, incluso aunque sea algo importante. Esto hace que estas personas puedan irritarse en exceso e incluso mostrar agresividad, sobre todo con las personas más cercanas a ellas, como sería la familia. Pero no solo esto, las personas en esta etapa comienzan a volverse torpes, su coordinación motora se vuelve imprecisa. Sus movimientos son lentos e inseguros, pueden aparecer temblores y cosas que hacen a diario como asearse o vestirse se puede ver dificultado. La persona aún con sus lapsus de memoria se da cuenta de la pérdida de autonomía que está teniendo.

 

– Fase severa de Alzheimer: en este nivel, la memoria ya está con un deterioro grave que le impide recordar tanto lo actual como el pasado. Es incapaz de reconocer incluso a sus seres queridos más cercanos. Curiosamente es capaz de sentir el amor que le dan las personas que le dan los cuidados aunque es incapaz de reconocer quién son. El estado anímico y de humor en estas fases es muy oscilante e imprevisible. El lenguaje se enlentece, se vuelve tosco, balbucea y repite palabras sin seguir una coherencia en lo que dice. La coordinación motora también se afecta, es incapaz de controlar impulsos como orinar o defecar e incluso el simple hecho de comer se ve dificultado por problemas para tragar. En este periodo la persona es totalmente dependiente y no tiene autonomía alguna.

 

El tiempo para pasar de una fase a otra varia para cada persona por lo que no se puede generalizar. Lo mismo ocurre con la edad para comenzar los síntomas. Normalmente suele darse en personas mayores de 65 años pero en la actualidad incluso se están viendo casos en persona de 40 años.

 

Reflexiones finales

El Alzheimer es un gran reto sociosanitario que amenaza con ser un problema cada vez mayor. Al no existir cura y mientras que los científicos encuentren alguna molécula en forma de fármaco, los esfuerzos deben ir encaminados a mejorar los tiempos de diagnóstico y tomar medidas para envejecer de forma saludable, y para ello, realizar actividad física, seguir una dieta equilibrada y no fumar parecen claves. Intentar mantener un buen nivel de activación mediante ejercicios y juegos es una buena opción, y quizás los centros de día en las fases tempranas de la enfermedad son una buena opción para intentar estimular lo máximo posible las funciones superiores de estas personas.

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