Categoría: Curiosidades
Escrito el día 26-febrero-2016 por Juan Toral
Hace unas semanas me pidieron mi opinión sobre la apiterapia. Debo de reconocer que es difícil tener una opinión de algo que desconoces. Así que antes de escribir esta entrada he tenido que documentarme, leer e informarme al respecto de la apiterapia
¿Qué es la apiterapia? Es la ciencia que utiliza los productos de las abejas para prevenir, curar o recuperar la enfermedad en las personas. Dicho de manera, es curar a través del veneno de las abejas, ya que resulta muy útil para tratar y curar con gran éxito diversas patologías como las enfermedades autoinmunes por su poder antiinflamatorio, analgésico y/o inmunosupresor. Sencillo, natural, ¿barato? y ¿sano?
Un poco de historia
El uso del veneno de la abeja para curar afecciones se remonta oficialmente al siglo XIX aunque previamente ya se intuía su gran capacidad para sanar infecciones y diversas enfermedades. Hay que remontarse a 1844 cuando un médico austriaco llamado Philip Terc, descubrió que la picadura de abeja era muy beneficiosa para sus dolores articulares del reumatismo que padecía. Fue la versión opuesta a la escena fúnebre de la película “Mi chica” ya que el ataque de un enjambre de abejas le sirvió para que sus dolencias desaparecieran.
En 1888 el Dr. Tertsh fue el primer médico en realizar investigaciones con 173 pacientes reumáticos. En 1898 el Dr. Langer dio un paso más y experimentó directamente con el veneno de la abeja (que se llama apitoxina), con la que ideó inyecciones de soluciones diluidas de este veneno.
Según los textos estudiados (faltan referencias hacia estas fuentes) las investigaciones clínicas y experimentales con la apitoxina llevadas a cabo en varios países han confirmado su alta actividad biológica. La composición y la efectividad de la apitoxina se investiga actualmente (¿?) en numerosas cátedras, en departamentos de Fisiología, Biología, Bioquímica, Química, Reumatología,…
Qué es la apitoxina
El veneno de las abejas es un conjunto de sustancias biológicas muy activas y frágiles que de altera fácilmente por condiciones climatológicas y ambientales por lo que en forma de picadura es cuando se asegura la manera de controlar la cantidad y calidad de esta sustancia, evitándose que ciertas enzimas lo alteren por los efectos ambientales.
Según los investigadores, la apitoxina que es en un 88% agua, contiene proteínas, azúcares, fosfolípidos, aminoácidos y tres enzimas claves en sus efectos terapéuticos como antiinflamatorios:
– apamina: supresora del dolor
– péptido 401: efecto antiinflamatorio
– melitina: ayuda al sistema inmunológico a reconocer y no atacar a las articulaciones, lo que le convierte en remedio para la artritis.
La apitoxina es un medicamento homeopático que se encuentra descrito en todas las farmacopeas homeopáticas del mundo.
¿Cómo se lleva a cabo la apiterapia?
En su aplicación se pueden distinguir varias fases:
Incluso en el mundo de la apiterapia, las innovaciones tecnológicas se están imponiendo ya que actualmente existen términos tan impactantes como los de “ordeñar” abejas. En la actualidad hay centros que indican extraer el veneno mediante la estimulación electrónica de la abeja, lo que les permite obtener mayor cantidad del veneno en menor tiempo.
Propiedades curativas que se le atribuye a la apitoxina
Los defensores del veneno de las abejas indican que la apitoxina es 500.000 veces (¡!) más potente que cualquier otro antiinflamatorio conocido. También indican que el péptido 401 es 100 veces más potente que la hidrocortisona o 80 veces más potente como calmante del dolor que el opio o la morfina; además dilata los vasos capilares y acelera e intensifica la circulación sanguínea, es hipotensor, posee acción neurotrópica, es decir mejora el funcionamiento del metabolismo del sistema nervioso central y periférico, actúa como anestésico local, mejora el funcionamiento del hígado y del cerebro, disminuye la colesterina, acelera la soldadura de fracturas, aumenta la eliminación de toxinas acumuladas, destruye el crecimiento bacteriano, estimula el sistema inmunológico, disminuye el ritmo cardíaco y la presión arterial, es fotoprotector (protege contra el cáncer de piel) entre otras muchas cosas y no tiene efectos secundarios (vamos, qué crueles somos los médicos que estamos empeñados en recetar fármacos en vez de este elixir que todo lo cura)
Según los defensores de la apiterapia, ésta sería efectiva en enfermedades como las que a continuación se enumeran en lista: artritis reumatoide, artrosis, cáncer, psoriasis, eccemas, herpes zóster, hipercolesterolemia, contracturas mandibulares, insuficiencia venosa, fibromialgia, lumbalgia, lupus, ataques de gota, esclerosis múltiple, osteoporosis, dolores musculares y nerviosos, tendinitis, esguinces, lesiones mal curadas, hernias discales, migrañas, depresión, estrés… (y pongo punto y aparte a la lista para que no se extienda demasiado)
Opinión personal
Llegados a este punto y tras plasmar la retahíla de efectos milagrosos de la apitoxina, me veo en la obligación de intentar hacer una lectura crítica de todo lo leído en la redacción de este artículo. Varias son las páginas que uno puede encontrar en la red, y es que en Internet una siempre termina encontrando lo que quiere leer. Basta con escribir en el buscador: “la apiterapia es buena” y encontrarás razones para su uso…aunque lo mismo puede ocurrir si pones en un buscador “la apiterapia es un timo”
En rojo he ido haciendo alguna anotaciones a lo largo de esta entrada. Echo en falta referencias y bibliografía, evidencias científicas que se ajusten al método científico y no a la experiencia del particular que por lo general suele sacar beneficios económicos con todo esto.
¿Cómo es posible que si es 500000 veces más potente que los antiinflamatorios u 80 veces más potente como analgésico que la morfina no sea el padre nuestro de las consultas? ¿Cómo es posible que si es la solución a todos los males citados en la lista la comunidad científica no se haya dado cuenta y sí tan sólo unos pocos que han montado negocio en torno a este remedio que parece curarlo todo sin distinción, desde el cáncer, al lupus, pasando a entidades tan etéreas como la fibromialgia o los estados anímicos? E incluso a las marcas de lácteos, ¡si hasta sirve para bajar el colesterol!, ya veo la próxima línea de yogures, ricos en altas concentraciones de apitoxina.
Rezan sus defensores que la apiterapia es una medicina holística, es decir, usa el todo para tratar el todo, citando incluso a grandes como Hipócrates (que tu alimento sea tu medicina y tu medicina sea tu alimento). Si Hipócrates lo dice, tiene que ser verdad…
No soy nadie para decirle a la gente en qué tiene que gastar su dinero. Si la homeopatía existe es porque la medicina tradicional no sabe satisfacer las demandas totales de una sociedad falta de cariño, mimos y trato exclusivo. Está demostrado que el placebo y la mente influye en el equilibrio cuerpo-mente. Pero defiendo firmemente mi idea del #NoSinEvidencia
Quiero terminar esta entrada copiando íntegramente el alegato que un especialista (con supuesta diplomatura) hace en torno a la apiterapia
Hay grandes diferencias entre el veneno de abeja y las drogas comúnmente utilizadas como antiinflamatorios. Primero que todo el veneno de abeja actúa indirectamente en el problema porque alienta al cuerpo a hacer su propio trabajo de sanación.
Esto es muy diferente a las drogas que atacan el problema directamente (por ej.: atacan el germen) y a la larga estas drogas entrenan al sistema inmune a tornarse apático o indiferente. Metafóricamente, imagine al hermano menor (sistema inmune) con un matón acechándolo (enfermedad). Si el hermano mayor (antibiótico) siempre lo defiende del matón, el hermano menor no aprende a defenderse por sí mismo.
Esas drogas crean dependencia (apatía inmune) mientras que el veneno de abeja alienta la autoconfianza.
Una comparación del perfil de los efectos colaterales del veneno de abeja versus otros antiinflamatorios es importante de tener en cuenta. Tome como ejemplo la cortisona, el antiinflamatorio más potente del mercado. Sus efectos colaterales incluyen humor irritante, depresión, fatiga, retención de líquidos, ganancia de peso, etc. El veneno de abeja (que produce cortisol endógeno) tiene un sorprendente efecto diferente. Los pacientes sienten un incremento de la energía, normalización de la presión sanguínea y mejor estado anímico. Es más, la cantidad de veneno de abeja necesario para la antinflamación es de 100 a 10.000 veces menor que la dosis requerida por otros estabilizadores de la membrana.
Finalmente no se han reportado incidentes de síntomas «cushing aid», resultantes de la estimulación del sistema hipotalámico – pituitario – adrenal causado por este tratamiento. Equivalente dosis de corticoides tienen, sin embargo, los bien conocidos y desalentadores efectos colaterales.
Dr. Eduardo Katsiyannis
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