Categoría: Enfermedades
Escrito el día 28-mayo-2019 por Juan Toral
Al igual que las hemorroides, muchos hombres sufren la disfunción eréctil (también conocida como impotencia) en silencio. Entre el temor, la vergüenza y los miedos, muchas personas silencian este problema que cada vez se va agrandando hasta adueñarse por completo de la persona que lo sufre.
La disfunción eréctil es el nombre que se le da cuando un hombre tiene incapacidad para mantener una erección duradera que permite relaciones sexuales satisfactorias y placenteras. Desterrar los tabús en torno a ella y normalizar este problema, será el primer paso para encontrar remedio y poner soluciones. Y es que la persona que sufre este problema no solo se agobia sino que ve mermada su salud psicosocial, suponiendo un problema que termina afectando a la calidad de vida de la persona y a su entorno familiar y de pareja. Buscar el apoyo de nuestra pareja y que sepa del problema son piezas básicas para comenzar a edificar la resolución. Y es que las personas con este problema suelen terminar evitando mantener relaciones sexuales por el miedo a “fracasar”, generando ansiedad y sentimiento de culpa, lo que conlleva la evitación del placer, pudiendo poner en peligro la relación de pareja.
En esta revisión sobre el tema encontrarás un rápido repaso sobre sus principales causas e intentaré aclarar las cosas que podemos hacer para solucionarlo.
Lo primero que tenemos que tener claro que la disfunción eréctil no es un simple gatillazo. El estrés, estar con varios problemas en la cabeza, pasar una mala racha puede hacer que alguna relación sexual no culmine como deseamos. Para llegar a la disfunción eréctil hace falta que el problema se mantenga durante al menos 3 meses.
¿QUÉ OCURRE PARA TENER UNA ERECCIÓN?
Cuando tenemos una estimulación ya sea física o visual que nos motiva, nuestro cerebro se activa y manda una serie de señales neuronales que hacen que las arterias de nuestro pene se dilate por lo que entra más sangre que llena unas cavidades esponjosas que hay en nuestro pene que se conocen como cuerpos cavernosos. Esta llegada de sangre hace que el pene se endurezca y agrande. Los músculos de la zona a su vez se contraen para comprimir las venas e impedir que esta sangre se vaya del pene, lo que hace que la erección se prolongue en el tiempo. Esta contracción muscular está mediada por el óxido nítrico que liberan los nervios tras la activación y envío de señales a través de nuestro cerebro.
Debido a nuestro estilo de vida, las cifras de hombres que sufren disfunción eréctil se han disparado en el mundo occidental, lo que pone de manifiesto que en muchas ocasiones hay un componente psicógeno detrás del problema. Aún siendo un problema bastante frecuente no se pueden hablar con exactitud de cifras ya que por desgracia hay muchos hombres que no consiguen vencer el pudor y no llegan a consultar con el médico. Según estimaciones, se calcula que en torno a 12 de cada 100 varones españoles entre 25 y 70 años sufre disfunción eréctil. Si tienes este problema y aún no te has decidido, te animo a que hables abiertamente tanto con tu pareja como con tu médico.
Lo habitual es que este problema aparezca a partir de los 40 años aunque este problema puede aparecer a cualquier edad.
CAUSAS
Vamos a buscar la causa de la disfunción eréctil. En principio se puede agrupar en tres: orgánica (tienen una causa orgánica, ya sea vascular, hormonal, local u hormonal), psicógena (de origen mental sin haber lesiones físicas) o mixta (debido a la combinación de factores tanto orgánicos como psíquicos).
Se calcula que cerca del 30% de los casos tiene un origen psicológico y es que patologías como la depresión, la ansiedad o la baja autoestima suelen estar detrás de este problema.
No podemos pasar por alto que en ocasiones, la causa de este problema es el tomar algún medicamento que puede interferir con la calidad de nuestras erecciones. Por ejemplo personas que toman betabloqueantes (fármacos para el corazón), antidepresivos o diuréticos (pastillas para orinar).
Pero además de estas causas, existen una serie de situaciones que se consideran factores de riesgo ya que se ha demostrado que puede aumentar la probabilidad de sufrir este trastorno. Entre los posibles factores de riesgo se encontraría:
– Edad: como hemos dicho, a medida que cumplimos años, la probabilidad aumenta
– Diabetes: un hombre con esta enfermedad tiene el triple de papeletas para el sorteo de padecer una disfunción eréctil. De hecho, hay casos de personas a las que se les ha diagnosticado diabetes tras comenzar con problemas en la erección.
– Hipertensión y/o colesterol elevado: hay relación entre esto y la disfunción eréctil.
– Sedentarismo: el no movernos ni hacer ejercicio aumenta el riesgo de sufrir este problema. Dicho de otra manera, la actividad física nos protege frente a la disfunción eréctil.
– Obesidad: ocurre lo mismo con el exceso de esos kilos de más. El perder peso suele asociarse a la mejora de la capacidad que tiene nuestro pene para endurecerse.
– Drogas: el consumo de este tipo de tóxicos puede repercutir en nuestra capacidad sexual, lo que puede suponer un peligroso círculo vicioso.
– El tabaco también aumenta la probabilidad de padecerlo.
– Problemas con la próstata. Sobre todo, personas a las que se la quitan ya sea porque le agrandó mucho el tamaño de su glándula o porque tenían un tumor. Problemas en la glándula prostática pueden traducirse en una disfunción a la hora de tener erecciones.
DIAGNÓSTICO
Como te he dicho hace falta 3 meses con este problema para considerarse disfunción eréctil. Como ya has leído, mi primer consejo es que no te calles el problema, que lo hables con tu pareja y que también consultes con tu médico, ya que buscar la causa es importante para buscar la mejor solución.
Indagar sobre la posibilidad de que haya una base mental es importante. Pero también lo será descartar que haya una causa orgánica. Por lo tanto, además de una historia médica detallada al igual que una exploración, estará indicado un estudio analítico buscando parámetros como la glucosa, niveles hormonales como la testosterona o las hormonas tiroideas, el cortisol, una analítica de orina…
Existen pruebas más específicas, como pruebas de imágenes como una ecografía o una arteriografía para ver si existe algún problema en la llegada de sangre que dificulte la erección, pero no vamos a indagar en estas pruebas ya que sólo se reservan a casos donde no se vea una causa que lo justifique.
TRATAMIENTO
Si sufres de disfunción eréctil, esta es la parte del artículo que irás buscando.
Ni que decir tiene que si la causa del problema es psicológica, el abordaje de los problemas de base es esencial ya que si no eliminamos el problema de raíz, no conseguiremos los resultados deseados. Para estos casos, acudir a un/a psicólogo/a puede ser muy beneficioso.
Por otro lado, si el origen es algo orgánico, como por ejemplo tener unas cifras muy elevadas de glucosa en sangre, lo primero sería controlar el problema de base. El ginseng rojo por su parte también ha demostrado cierto poder afrodisiaco que puede venir bien como complemento.
Además, se puede buscar ayuda en una serie de remedios o tratamientos naturales. Para ello, la alimentación puede ser un gran aliado, ya que alimentos ricos en L-Arginina como la carne, el pescado, la avena, la leche o las nueces pueden potenciar la producción de la testosterona o el óxido nítrico que interviene en el proceso de la erección.
Si nos centramos en las opciones farmacológicas, en la actualidad, disponemos de varios tratamientos lo que ha aumentado las posibilidad de éxito. Se pueden distinguir tres niveles:
– Fármacos orales:
Viagra ®, la famosa pastillita azul abrió la veda de los fármacos orales. Además del Citrato de sildenafilo, en la actualidad existen otras opciones como el tadalafilo, el vardenafilo o la apomorfina. Existen pequeñas diferencias entre cuándo comienza el efecto y cuando dura el mismo, por lo que lo mejor será consultarlo con un médico, no tomarlos por cuenta propia y sobre todo, no cometer la imprudencia de comprar este tipo de pastillas por Internet, algo que puede ser muy peligroso. Además hay que tener en cuenta que hay que tener mucha precaución y se deben evitar estos tratamientos en personas que han sufrido recientemente un infarto y toman ciertas pastillas par el corazón.
– Tratamientos inyectables:
Existen medicamentos como el Alprostadil que tras pincharse de manera directa sobre el pene, consigue una erección. Da buenos resultados aunque quizás no sea la opción más cómoda ni la más deseada de entrada.
– Cirugía:
Reservada para casos contados, como por ejemplo cuando hay que revascularizar la circulación ya sea venosa o arterial. Otra opción en casos muy severos y que no responda a nada de lo anterior, podrá ser poner una prótesis de pene.
Aunque no te asustes. Un buen abordaje psicológico y encontrar el refuerzo, muchas veces en forma de remedio natural o simplemente evitando los factores de riesgo controlando el peso, el tabaco, el alcohol o la ansiedad, serán suficientes para volver a disfrutar de relaciones sexuales plenas. Si tienes alguna duda o necesitas consultar o algún tipo de ayuda, te animo a que me hagas tu médico de referencia para este problema. Usa mi consulta online y disfruta tanto del anonimato como de la comodidad de tener a tu médico a un golpe de click sin salir de casa, desde tu ordenador o teléfono móvil.
Quizás contribuya a desterrar la idea de que la virilidad se traduce en la consecución de una erección firme, duradera y plenamente satisfactoria. Hay momentos y situaciones que pueden complicar que nuestro aparato funcione a las mil maravillas. Intentar mejorar nuestro autoestima es vital, y para ello, hay que saber que para una vida sexual plena, una buena erección ayuda pero no es imprescindible para sentir y hacer sentir. Esta idea nos retroalimentará de pensamientos positivos y hará que sea más fácil buscar soluciones.
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