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El lucrativo negocio de la «enfermedad»

Categoría: Reflexiones

Escrito el día 19-abril-2017 por Juan Toral

Los seres humanos somos extraordinarios. Pese a estar cegados en ocasiones y ser nuestro peor enemigo sabemos encontrar la unión cuando alguien nos necesita. Y sin duda, un duro proceso como el de enfermar suele ser un punto de unión donde todos damos nuestra mejor versión para ayudar a los que necesitados, ya sea fundando asociaciones, organizando carreras, batiendo records en donaciones de órganos, recaudando fondos para ayudar a investigar o simplemente acompañando a las personas y familias que sufren el perder el bien más preciado, la salud.

Pero en las oleadas de solidaridad hay quién aprovecha para subirse a la ola y pescar en aguas revueltas. Y es que la Sanidad, debido a su importancia y al valor que tiene, mueve una serie de intereses y sobre todo un dinero que es muy codiciado para los avaros sin corazón.

La presencia de varias espinas dolorosas no puede hacernos perder la belleza de todo un paisaje digno de alabanza. En los últimos meses dos dolorosos casos pueden hacernos dudar sobre si echar el freno de mano en nuestra solidaridad o al menos poner en cuarentena cuando el necesitado nos pide una ayuda tan necesaria como valiosa.

El caso de Nadia, la niña de 11 años con tricotiodistrofia para la que los padres montaron una campaña que recaudó fondos millonarios demostrándose un uso fraudulento por parte de sus progenitores que aprovechando la historia de sufrimiento de Nadia montaron un lucrativo negocio de 918.000€ que luego se enturbió aún más por la oscura trama del escándalo sexual que empequeñecía las visitas a platós y medios de comunicación con doctores falsos o el relato sobre la necesidad de operaciones inventadas que fueron la mecha para que su hucha se encendiera.

Pero si hay alguien abominable que nos ha dado arcadas es Paco Sanz, “el hombre de los 2000 tumores” que apoyándose en su supuesto síndrome de Cowden recaudó más de 250.000€ con sus mensajes difundidos por radio, Tv, prensa y redes sociales con ese lenguaje tan cercano y sincero al que era difícil negarle la ayuda para poner cura a un mal, el suyo, que finalmente se ha demostrado que no tiene remedio ya que la codicia y la sinvergonzonería es una lacra sin tratamiento. Dinero empleado para su lucro personal comprando coches, artículos en tiendas de lujo o viajes, pero no al extranjero para recibir un supuesto tratamiento que no ha demostrado haber recibido sino para tomar el sol o degustar elitistas manjares pagados de las personas generosas a las que engañó y conmovió a través de la trama maquiavélica que construyó junto a su familia, su joven novia y su cabeza sin pelo pero llena de maldad.

Y es que ver los vídeos donde se jacta de todos los que le han ayudado, comprobar cómo se ríe de la solidaridad y sobre todo la trama montada en forma de melodrama de tras al cuarto deben tener castigo. No sólo por lo que han robado sino sobre todo por el flaco favor que le hacen a personas que de verdad necesitan la ayuda de la sociedad que se lo puede pensar antes de aportar su granito de arena.

Espero que escándalos como el de los padres de Nadia o el de Paco Sanz tengan castigos ejemplares pero sobre todo espero que sigamos demostrándonos a nosotros mismos que el ser humano es maravilloso.

Mientras tanto los investigadores seguirán trabajando con los pocos recursos que le ha dejado la crisis para buscar curas y avances; los médicos seguiremos acompañando e intentando sanar pese a nuestros sueldos recortados y nuestras condicions laborales en ocasiones indignas; y la gente como tú, seguiréis siendo el puntal sobre el que se edifica la grandeza del ser humano, esa maravillosa especie a la que no pertenecen especímenes como el malvado Paco Sanz o los padres sin alma de la pobre Nadia.

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