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Hiperplasia benigna de prostata: descubre sus síntomas y mejora tu calidad de vida

Categoría: Enfermedades

Escrito el día 10-mayo-2016 por Juan Toral

Hombres del mundo, aunque nos duela, tenemos que reconocer que tarde o temprano, nuestra próstata parece empeñada en hacerse protagonista de nuestras vidas. Y es que a medida que cumplimos primaveras, esta pequeña glándula que tanta importancia tiene para la psique y el honor de la virilidad, crece tanto en tamaño como en trascendencia sintomática.

En una entrada anterior ya hablamos sobre la interpretación del PSA y su posible relación con el cáncer de próstata. En esta entrada-videotutorial hablaremos sobre la patología prostática más frecuente que no es ni la prostatitis (infección) ni el tan temido cáncer, sino el crecimiento (diría yo normal) de la próstata al cumplir años que se conoce como hiperplasia benigna de próstata, que por su incidencia, bien merece este reconocimiento en forma de entrada.

¿Qué es la HBP?

Antes de nada, conviene recordar que la próstata es una pequeña glándula del tamaño de una nuez que tenemos los hombres debajo de la vejiga, delante del recto y forma parte del tracto reproductivo masculino produciendo un líquido que junto al esperma forma el semen. Cuando nacemos esta glándula es muy pequeña pero en la pubertad y gracias a la liberación de hormonas sexuales como la testosterona, la próstata crece (se calcula que dobla su tamaño a los 20 años), aunque este crecimiento exponencial inicial parece frenarse durante las décadas de los 30-40.

La hiperplasia benigna de próstata (HBP para los amigos) es un agrandamiento no canceroso de esta glándula de la próstata que suele darse de manera progresiva con el paso de la edad, calculándose que en torno al 50% de los hombres tendrán un agrandamiento prostático a los 60 años y que al cumplir 85, el 90%.

Por lo tanto hay dos elementos fisiopatológicos que explican esta “patología”: el aumento del tamaño de la glándula que puede provocar una obstrucción del flujo urinario al estrechar la luz de la uretra y la alteración del tono muscular del cuello de la vejiga urinaria y del músculo liso de la próstata que puede producir un efecto irritativo, lo que hace que las personas que tengan HBP presenten los síntomas típicos que a continuación veremos.

El diagnóstico de la HBP puede pasar en ocasiones oculto lo que puede hacer que la prevalencia de esta patología sea algo más de lo que indica la literatura, ya que en ocasiones, el paciente con síntomas prostáticos no consulta ya sea por considerarlos algo normal con la edad, por dudar de la eficacia del tratamiento o bien por temor a necesitar una solución quirúrgica, por lo que muchos hombres pueden estar sufriendo en silencio esta patología.

CLÍNICA DE LA HBP

A medida que la próstata crece, aparecen síntomas obstructivos como podría ser un chorro miccional intermitente o entrecortado, una disminución en la fuerza en la orina o que el caño sea más débil. En ocasiones, además se acompaña de síntomas irritativos como podría ser la disuria (escozor), el aumento del número de veces que orinamos, urgencia por ir al baño y nicturia (aumento de la frecuencia urinaria por la noche). A estos pacientes les suele costar iniciar la micción y al terminar tienen la sensación de no haber vaciado por completo su vejiga. E incluso se dan casos de incontinencia urinaria.

A medida que la próstata crece suelen empeorarse los síntomas y disminuir el flujo de la orina, llegando incluso a producirse retenciones agudas de orina. La progresión clínica suele ser lenta y oscilar con fluctuaciones y las complicaciones graves como serían la retención urinaria o la insuficiencia renal afortunadamente no suelen ser frecuentes.

Cuando no somos capaces de expulsar toda la orina de nuestra vejiga, ésta puede acumularse y predisponer cuadros de infección urinaria, cálculos e incluso de sangre en la orina por venas desgarradas o por el estiramiento de la pared de la vejiga.

Llama la atención que hay hombres que pese a que su próstata aumenta de tamaño no tienen síntomas; esto ocurre porque el músculo de la vejiga en ocasiones compensa la presión que hace la próstata al aumentar de tamaño sobre la uretra.

Por desgracia no se puede prevenir la aparición de la hiperplasia benigna de próstata

¿Cómo se diagnostica?

Sin entrar en detalles ya que esto le corresponde al médico, nosotros como pacientes debemos consultar con nuestro Médico de Cabecera cuando empecemos a presentar los síntomas.

Dentro de las pruebas a realizar está una detallada entrevista clínica, una exploración física donde será imprescindible el tacto rectal para comprobar el tamaño, la forma y consistencia de nuestra próstata y también pasar algún formulario a los pacientes sobre como interfieren los síntomas en su calidad de vida. En casos donde haya dudas diagnósticas se puede ampliar el estudio con una ecografía, una cistoscopia e incluso una biopsia para descartar procesos tumorales.

Se aconseja una revisión anual. Por lo tanto, a ciertas edades los hombres tenemos que interiorizar que el tacto rectal, por molesto que pueda resultar, está indicado por nuestro bien

TRATAMIENTO

Cuando la próstata interfiere en nuestro día a día y los síntomas se hacen protagonistas llegó la hora de acudir al médico que tendrá dos opciones en el tratamiento:

1)         Medicamentos:

Suelen usarse bloqueadores alfa (como la tamsulosina, alfuzosina, doxazosina o terazosina) para ayudar a relajar los músculos de la vejiga por lo que mejoraría la capacidad para orinar. Otras opciones sería tomar inhibidores de la 5-alfa-reductasa y la fitoterapia.

2)         Cirugía:

En casos en los que no exista mejoría con los fármacos. Suele ser una opción más invasiva pero más efectiva, aunque como toda operación, tiene sus riesgos

Para terminar un consejo: cuando empiecen a aparecer los síntomas no sean pudorosos y no dejen de consultar por vergüenza. Está demostrado que la efectividad del tratamiento farmacológico ronda el 70% por lo que un importante número de personas con estos síntomas encontrarán mejoría casi inmediata y mejorarán su vida. Cumplir años no es sinónimo de perder calidad de vida, o al menos, que no sea la próstata quién le ponga palos a las ruedas

BIBLIOGRAFÍA

Casajuana J, Aragonés R. Guía Fisterra Hiperplasia benigna de próstata

Alsina C, Bobé F, Casajuana et al. Maneig de la hiperplàsia benigna de próstata des de l’Atenció Primària de Salut. Barcelona: Societat Catalana de Medicina Familiar i Comunitària; 2003

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