Categoría: Reflexiones
Escrito el día 24-enero-2015 por Juan Toral
Como si de una charcutería se tratase, la gente pide la vez, hace impacientemente la cola esperando su turno para ocupar la cama aún caliente dejada por alguien que ha “ascendido” a planta o salió victorioso en la batalla contra la enfermedad y descansará en casa o perdedor y habrá puesto punto y final a su historia clínica.
Es una estampa típica en toda España donde los hospitales se saturan, donde los pasillos se llenan de camillas que desafían teoremas de Pitágoras o Arquímedes, donde el contenido supera al continente con dobles filas de pacientes estancados que hacen perder la funcionalidad por la que un pasillo dejó de tener su utilidad para ser un improvisado hospital de campaña lleno de colchonetas y familiares que aguardan su turno sin una silla en la que descansar su espera.
El cruel invierno, la temida epidemia de la gripe, las infecciones respiratorias, las descompensaciones cardiorespiratorias, la cada vez mayor proporción de pacientes añosos delicados como papel de papiro, que pliegan sus vidas como un pergamino. La realidad es que los hospitales de toda España, de norte a sur, de este a oeste, de primer a tercer nivel, de archipiélago canario a archipiélago balear, se llenan de esta estampa que satura al personal que se ve desbordado ante el aluvión de demanda justificada y que debiera al menos sonrojar o preocupar a los gestores que año tras año parecen empeñados en repetir las mismas pero ineficaces “soluciones” para un problema estacional y previsto que cada año supera las “expectativas” y que dejan al descubierto las carencias del sistema que se nutre por un equipo de profesionales cuadrado bajo mínimos, con plantillas deficitarias, con dinámicas mejorables, con falta de refuerzo que convierten cada turno de trabajo en un reto de superación personal, mientras hay profesionales en paro esperando llenar plantas de hospitales cerradas para cuadrar proyectos menguados que viven su particular cuesta de Enero.
La salud, ese derecho universal ofertado bajo mínimos mientras hay que cuadrar cajas B macroscópicas, o EREs fraudulentos injustificados. Y mientras, pacientes, familiares y profesionales que viven y sufren en primera persona la crudeza del invierno y de una realidad que año tras año, nos deja desnudos, muertos de frío y heridos esperando que la primavera haga florecer el musgo de los pasillos de cualquier hospital.
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