Categoría: Enfermedades
Escrito el día 24-diciembre-2015 por Juan Toral
Las fiestas como la Navidad suponen que dejemos a un lado la rutina del día a día y que podamos descuidar aspectos como la alimentación y la hidratación. Son días de júbilo, de fiesta, de entradas y salidas, de reuniones familiares, de cenas de empresa, de comidas de familia…Por delante vienen semanas de excesos y en ocasiones, nuestro organismo termina pagando todo esto en forma del famoso empacho, ese dolor y pesadez digestivo que científicamente se conoce como dispepsia.
Es por ello por lo que esta entrada merece tenerse en cuenta para disponer de las herramientas necesarias para evitar que la “orgía” culinaria en que se pueden convertir las fiestas navideñas sea lo más llevadera posible.
¿QUÉ ES LA DISPEPSIA?
También conocida como indigestión, se podría definir como la sensación vaga de malestar en la parte superior del abdomen o el vientre que se conoce como epigastrio y que suele desencadenarse durante o después de las comidas.
La sintomatología típica de este cuadro varía en función de las personas pero entre los síntomas típicos irían de mayor a menor frecuencia e intensidad desde nauseas, hinchazón abdominal, acidez, digestión pesada, eructos, regurgitaciones (regreso de la comida desde el estómago a la boca) y vómitos. La clínica no es igual para todas las personas; algunas presentan tan solo dolor y otras acidez, nauseas o distensión, pero algo común parece ser las molestias abdominales.
¿POR QUÉ SE PRODUCE?
Partiendo de la base de que esta dispepsia no suele ser un síntoma de alguna patología grave (en ocasiones puede confundirse con cuadros cardiacos), habría que tener en cuenta cuáles son sus desencadenantes a tener en cuenta para reconocer la indigestión. Entre estos habría que citar: beber demasiado alcohol, comidas picantes, grasas o de digestiones pesadas, comer en exceso y/o demasiado rápido, fumar, el abuso de cafeína, el estrés, o alimentos de alto contenido en fibra.
Las causas de la dispepsia pueden ser diferentes. En ocasiones se debe a lesiones en la mucosa gástrica como erosiones/úlceras (ojo con las personas que abusan de los antiinflamatorios); en otros casos se ven predispuestas personas con problemas psicológicos de base como la ansiedad, el estrés o la depresión. En casos repetitivos de dispepsia, tendríamos que pensar en la posible infección de una bacteria, el Helicobacter pylori que será abordada en este blog próximamente. También pueden existir causas orgánicas que predisponen a su aparición como cálculos biliares, abuso de ciertos fármacos como antibióticos, AAS o antiinflamatorios, gastritis o úlceras/hernia de hiato.
La dispepsia no suele transcender mayor importancia que las molestias y dolencias típicas y en la mayoría de los causas no se encuentra una causa clara, pero en caso de que se acompañe de una serie de síntomas de alerta como pérdida de peso, dificultad para la deglución, sangrados digestivos o anemia, tendría que obligarnos a hacer un diagnóstico diferencial y acudir inmediatamente a un profesional sanitario.
¿CÓMO MEJORAR LA DISPEPSIA?
En la mayoría de las ocasiones, los síntomas desaparecen solos por lo que sería suficiente con cambiar nuestros estilos de vida poco saludables que han predispuesto la clínica, donde evitar el tabaco y el alcohol pueden ser claves. En estos casos resulta efectivo comer más pausadamente masticando bien los alimentos para evitar dificultades en su digestión. Hay que evitar el estrés y las discusiones en la mesa como también ejercicios justo después de comer. También habría que evitar los fármacos citados anteriormente que pueden ser el origen como AAS o AINEs y en caso de necesitarlos, se aconsejan tomar con el estómago lleno.
Pueden ayudar también medicamentos como los antiácidos o los famosos protectores de estómago como el omeprazol o la ranitidina (también serán motivo de discusión en próximas entradas).
Entre las opciones farmacológicas más empleadas, han resultado ser de utilidad:
⁃ Antisecretores (antiH2 e IBP): ranitidina/inhibidores bomba de protones tipo omeprazol, esomeprazol, pantoprazol… Estos últimos parecen más efectivos en cuadros donde haya más síntomas ulcerosos y en sobreinfección por H. Pilory
⁃ Procinéticos: pueden resultar útiles
⁃ Antidepresivos, ansiolíticos y/o psicoterapia: pueden ser útiles en cuadros de dispepsia funcional. Es muy aconsejable que exista una buena alianza médico/paciente
⁃ En caso de infección por H.Pilory habría que según un tratamiento erradicador (también abordaremos este tema en futuras entradas)
¿DEBO CONSULTAR CON MI MÉDICO?
Como hemos dicho anteriormente, en la mayoría de los casos es algo que dura tan sólo unas horas-días y que no suele revestir gravedad por lo que de entrada no sería necesario consultar. Ahora bien, en cuadros prolongados, en los que aparezcan síntomas de alerta (pérdida de peso, dificultad para tragar, sangrados y/o anemia) o en los que curse también con dolor mandibular, torácico, de espalda o sudoración, deberían obligar a un diagnóstico diferencial. Si las molestias no desaparecen o se prolongan en el tiempo, también sería recomendable acudir a un médico.
En la consulta y tras una historia clínica y una exploración detallada, podría ser necesario la realización de alguna prueba complementaria entre las que destacan la realización de:
⁃ Despistaje de Helicobacter pilory: existen diferentes técnicas para su estudio como sería un
⁃ Análisis de sangre, la prueba del aliento con C13 o la biopsia de tejido gástrico (precisa una endoscopia). La técnica más empleada es la del aliento con C13 que se realiza bebiendo un líquido que contiene una sustancia (urea) marcada con un isótopo no radioactivo. Si hay infección por H. pylori se produce una reacción química quese puede detectar analizando el aire que expulsamos al respirar.
⁃ Gastroscopia (endoscopia digestiva alta): indicada en presencia de síntomas de alerta o en cuadros de dispepsia de aparición brusca en personas de más de 55 años. A través del tubo del endoscopio, se puede ver con detalle el aparato digestivo, viendo si hay úlceras u otros problemas, tomando muestras, biopsias y tomar imágenes en tiempo real.
Vienen días duros para nuestro bolsillo, nuestro hígado y nuestro sistema digestivo, pero espero que esta entrada pueda resultarte útil para sobrellevar los excesos y la “resaca” en forma de digestiones pesadas, dolor y pesadez de estómago. ¡Felices fiestas y bon apetit!
BIBLIOGRAFÍA
http://www.aegastro.es/sites/default/files/archivos/documento-grupo/dispepsia_0.pdf
https://www.nlm.nih.gov/medlineplus/spanish/ency/article/003260.htm
Mayer EA. Functional gastrointestinal disorders: irritable bowel syndrome, dyspepsia, and functional chest pain of presumed esophageal origin. In: Goldman L, Schafer Al, eds. Goldman’s Cecil Medicine. 24th ed. Philadelphia, PA: Elsevier Saunders; 2011:chap 139.
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