Categoría: Curiosidades
Escrito el día 11-enero-2015 por Juan Toral
Hoy te propongo una reflexión a la misma vez que empiezas a leer este post. Te animo a que te pares a pensar un momento en la cantidad de veces que has dejado de hacer algo al pensar que serías incapaz de conseguir los resultados deseados. A buen seguro que la cantinela “no puedo” nos ha frenado en más de una ocasión a intentar superar nuestros miedos o intentar superar nuestros límites. Es imposible, soy incapaz, no puedo, jamás lo conseguiré suele ser la antesala de la frustración que nos lastra e impide intentar nuevos retos. Conozco a gente que no se apunta a carreras por el miedo a no ser capaz de superar la distancia, que no se presenta a exámenes al pensar que no irán bien preparados, que no se animan a hablar con alguien que le gusta por ver a la otra persona inalcanzable…Y esa coletilla que martillea en nuestro interior y que nos impide ponernos en movimiento.
Puede que sea un loco o un inconsciente, pero intento no pensar jamás en que no puedo conseguir las cosas. En vez de pensar en negativo (no puedo) prefiero ver las cosas como un reto (seguro que lo conseguiré). Sólo así he conseguido enfrentarme a carreras de 21 kms sin apenas entrenamiento en las piernas, o superar aventuras mayúsculas como el 101 de Ronda o la Transgrancanaria: erradicando el círculo vicioso del miedo y venciendo el quiero a la guerra del no puedo. Puede que sea una filosofía de vida implantada que hace que puedas superar las piedras de un camino empinado que se hace llevadero. De esa manera uno puede compaginar trabajo, ocio, deporte…
Gente como Coelho ha hecho fortuna patentando cual alquimista la filosofía que esta entrada defiende: “cuando una persona desea realmente algo, el universo entero conspira para que pueda realizar su sueño”. En la última semana me he autoconvencido del poder de la mente y en cuántas cosas dejamos de hacer por pensar que seremos incapaz de dominarlas. Llevaba tiempo pensando en usar lentillas pero la manipulación de los ojos siempre me ha dado entre respeto y asco; tan sólo el pensar en tener que poner y quitar algo sobre la superficie ocular me hacía desestimar la idea de las lentillas pese a su más que posible comodidad para ciertas situaciones como la práctica del deporte al aire libre. Y finalmente me decidí a probar, por fin derribé la idea del no puedo y la cambié por la de podré. Debo de admitir que han sido días difíciles en los que he deseado llorar, dejar de intentarlo, tirar las lentillas por el retrete, abandonar la compra y no intentarlo más. Minutos y minutos de frustrados intentos y dificultades, muchas, para quitármelas…Pero el pensar que finalmente podría ha sido el motor que ha alentado la idea de no desistir y finalmente, he conseguido ponérmelas y quitármelas sin dificultades. El quiero ha terminado ganando la guerra del puedo.
Esta corriente se conoce en el mundo de la ciencia como la profecía autoincumplida. Existen varias definiciones, pero quizás sea la del profesor Merton la que mejor la explique:
“La profecía autoincumplida es una definición falsa de una situación conducente a un nuevo comportamiento que convierte en verdadera la concepción inicialmente falsa”
Y es que se ha demostrado que una profecía declarada verdadera cuando no lo es, puede influir lo suficiente sobre las personas de modo que sus reacciones conviertan finalmente en verdadera la falsa profecía. Constantemente elaboramos creencias y percepciones que se corresponden con nuestra propia experiencia, pero que no se adaptan, en muchas ocasiones, a la nueva situación vivida. Al definir la situación de una manera en particular transformamos la creencia sobre el resultado final, haciendo de esta manera que se pongan los medios, actitudes y comportamientos encaminados hacia lo que finalmente ocurrirá. Finalmente, es un estilo de vida, en el que se determina todo con la propia conducta, en base a nuestras expectativas sobre la sociedad en particular y el mundo en general, consiguiendo lo que la teoría social cognitiva de Albert Bandura define como la autosuficiencia, que termina implicando la modificación de los hábitos de conducta en base al control y las expectativas positivas, anticipando el logro propuesto, promoviéndose de esta manera la confianza en las propias capacidades para controlar las nuevas situaciones y alcanzar los resultados desados.
Así que cada uno es libre de elegir qué prefiere pensar. No puedo, podré…Intentémoslo al menos.
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