Categoría: Enfermedades
Escrito el día 03-noviembre-2015 por Juan Toral
Hay muchas personas que parecen tener que resignarse a vivir con molestias digestivas: dolor de barriga, variaciones en el tránsito intestinal, digestiones pesadas…molestias que van y vienen en un tira y afloja con una clínica que nunca termina de irse del todo aunque pueda dar un respiro.
Según datos, muchas personas que presentan estos síntomas se han acostumbrado tanto que incluso no consultan con su médico por ellos. Lo que quizás no sepan es que pueden estar ante una enfermedad, el síndrome del intestino irritable, también conocido como colon irritable, una patología que intentaremos explicar de manera sencilla en esta entrada.
DEFINICIÓN
El síndrome de intestino irritable es un trastorno funcional digestivo crónico (mantenido en el tiempo) y recurrente (que ocurre con cierta frecuencia) caracterizado por dolor, distensión abdominal y cambios en el patrón intestinal sin una causa orgánica que lo justifique. Su prevalencia ronda el 20% de la población general y supone un gran impacto en la calidad de vida y altos costes en los sistemas de salud. Existe un pico de mayor prevalencia en la franja de edad comprendida entre los 30 y los 50 años y parece que es más frecuente en mujeres que en hombres.
CAUSA
El SII es un trastorno multifactorial o lo que es lo mismo, no hay una única teoría que pueda explicar su causa. Se puede aplicar un enfoque biopsicosocial a causa de los múltiples factores que participan en su desarrollo. Con objeto de simplificar las diversas teorías, citaremos las más importantes:
• Genéticos: los estudios no han podido determinar si se debe a los factores genéticos o ambientales del entorno familiar, sin embargo existe cierta predisposición entre familiares de primer grado
• Alteraciones en la secreción o motilidad intestinalen respuesta a diferentes estímulos: comidas, distensión, estrés emocional o inflamación. Parece que la serotonina suele mediar esto.
• Hipersensibilidad intestinalcon una percepción visceral de dolor aumentada.
• Alteración en la función inmune del tracto gastrointestinal: posibilidad de que estos pacientes tengan un aumento de células y de mediadores inflamatorios como los mastocitos en la mucosa del colon
• Alteración en la inervación extrínseca autonómica que podría asociarse con predominio de estreñimiento cuando la disfunción es vagal, o con diarrea si es adrenérgica.
• Alteración en la regulación del eje cerebral-intestinal. Puede ocasionar una mayor reactivación ante situaciones estresantes y modificar la percepción de los estímulos viscerales aferentes en el intestino
• Factores psicosociales: se ha comprobado que aproximadamente el 50% de los afectados de colon irritable padecen depresión, ansiedad, hipocondría o somatización
• Se ha podido demostrar entre un 10- 30% de los pacientes el antecedente de infección bacteriana gastrointestinal que han cursado con diarrea previa a los síntomas del síndrome de intestino irritable
SÍNTOMAS
Lo más frecuente es que esta patología de la cara mediante una serie de síntomas digestivos, aunque en ocasiones se puede acompañar de una serie de síntomas extraabdominales como podrían ser cefalea, sonmolencia, síntomas urinarios, lumbalgia, empeoramiento de clínica ansioso-depresiva…
Si nos centramos en los síntomas gastrointestinales tendremos que citar:
• Dolor o molestias abdominales: es el más importante y frecuente. Suele describirse como sensación de calambres de intensidad variable, desencadenado por la ingesta o por situaciones estresantes, localizado en hemiabdomen inferior y que alivia tras la defecación
• Alteración en la consistencia de las heces (heces duras o acuosas) o en la frecuencia de las deposiciones (menor de tres deposiciones semanales o mayor de tres deposiciones diarias). Puede seguirse un patrón de diarrea, de estreñimiento o alternante entre ambos que es lo más frecuente.
• Distensión abdominal: presente hasta en el 96% de los pacientes y más frecuente en mujeres. Se inicia después de la ingesta, aumenta a lo largo del día y suele mejorar durante el descanso nocturno.
• Hay otra serie de síntomas que también suelen darse en estos pacientes como dispepsia, nauseas y flatulencia
SÍNTOMAS DE ALARMA
Cualquier dato de alarma presente requiere una investigación clínica posterior y el diagnóstico de SII no puede establecerse hasta descartar cualquier causa orgánica, sobre todo en personas mayores de 50 años con inicio reciente de sintomatología gastrointestinal.
Debemos sospechar y pensar en una causa orgánica cuando el dolor abdominal se acompañe de otros síntomas como anorexia, astenia, pérdida de peso, dolor progresivo que impide conciliar el sueño o despierta al paciente, inicio abrupto, edad mayor a 50 años, sexo masculino, antecedentes familiares de cáncer colorrectal, sangrado rectal o anemia.
DIAGNÓSTICO
En la actualidad como criterio diagnóstico se utilizan los criterios de Roma III que consistirían en:
Dolor o molestia abdominal al menos tres días al mes en los últimos tres meses, acompañados de dos o más de los siguientes síntomas:
– Mejoría tras la defecación
– Cambio en la frecuencia de deposiciones desde el inicio
– Cambio en la apariencia de las heces desde el inicio.
Estos criterios se completan cuando el inicio de los síntomas ha comenzado al menos seis meses antes del diagnóstico.
Recientemente se ha intentado unificar unos criterios más específicos, los de Manning:
– Frecuencia anormal de deposiciones (menos o igual a tres deposiciones semanales o más de tres deposiciones diarias).
– Formas anormales de las heces (grumosas o duras; sueltas o acuosas).
– Esfuerzo en la defecación.
– Urgencia.
– Sensación de vaciado incompleto.
– Descarga de moco.
– Distensión abdominal.
En pacientes con síntomas típicos y ausencia de síntomas y signos de alarma no sería necesario ampliar estudios analíticos (hemograma, bioquímica general y función tiroidea), de heces (parásitos o test de sangre oculta) o pruebas de imagen como la ecografía abdominal. Aunque en ocasiones se reservan ciertas pruebas complementarias según el caso:
– una analítica completa (VSG y PCR) en pacientes con inicio de los síntomas a partir de los 50 años y en los que cursan con diarrea
– puede estar indicado realizar el test de intolerancia a la lactosa con el test del hidrógeno inhalado cuando tras haber realizado una anamnesis y un diario de alimentación, se sospecha la posible relación de ingesta de lactosa con la aparición o empeoramiento de los síntomas
– si el paciente presenta diarrea y ha viajado o pertenece a zonas geográficas de áreas con infección endémica, puede estar indicado realizar un cultivo de heces.
– la colonoscopia deberá recomendarse a todos los pacientes diagnosticados de colon irritable mayores de 50 años y en más jóvenes con síntomas de alarma
TRATAMIENTO
El objetivo del tratamiento debe ser reducir la gravedad y la frecuencia de los síntomas y mejorar la calidad de vida de los pacientes. Para ello, la relación médico-paciente será clave y en ella debería hacerse especial hincapié a:
– Descripción clara y concisa de la enfermedad.
– Informar que no hay una cura mágica.
– Explicación clara respecto al autocontrol del paciente sobre su enfermedad.
– Dejar claro que puede haber días buenos y días malos, pero que existe luz al final del camino.
– Ofrecer diferentes opciones de tratamiento.
– Reconocer que el colon irritable es una enfermedad.
– Discutir tratamientos alternativos.
– Ofrecer tratamientos complementarios.
– Brindar compresión y entendimiento.
– Estar al tanto de los conflictos emocionales del paciente recién diagnosticado.
Es importante proporcionar información acerca de la enfermedad y su pronóstico, recomendar que se eviten factores que puedan agravarla como fármacos, algunos alimentos o el estrés, promover estilos de vida saludables que incluyan actividad física y, aunque no existen evidencias firmes en relación a la dieta más indicada, debe recomendarse una alimentación saludable con adecuada ingesta hídrica para aliviar los síntomas predominantes
En pacientes con predominio de estreñimiento, se recomienda revisar el consumo de fibra en la dieta. La ingesta total recomendada es de 25-35 gr/día.
En los pacientes con predominio de diarrea, es importante restringir el consumo de alimentos y sustancias que puedan empeorarla, como la ingesta excesiva de frutas, el sorbitol o el xilitol, presente en muchos caramelos, dulces sin azúcar, productos dietéticos y ciertas bebidas.
Los fármacos se reservarían para los casos que no consiguen mejorar con las medidas anteriores e irían encaminados en función de los síntomas predominantes. Entre las medidas farmacológicas que debemos conocer estarían fibras, laxantes, espasmolíticos y antidiarreicos. Se reserva una segunda línea farmacológica en los casos en los que no se consiga mejoría entre los que se podrían usar antidepresivos, agonistas/antagonistas de la serotonina, activadores selectivos de canales clorhídricos C2, antibióticos como rifaximina o probióticos.
Hay quién busca en otras técnicas alternativas una posible solución: psicoterapia, técnicas de relajación, hipnosis…
Para ir cerrando el tema, hay que darle la importancia que realmente tiene esta enfermedad ya que es bastante frecuente y por si carácter crónico y fluctuante. Se necesita un enfoque global para dar respuestas tanto a nivel del organismo como de la mente.
BIBLIOGRAFÍA
– Guía Fisterra Síndrome del intestino irritable
– Castañeda Sepúlveda. Síndrome de intestino irritable. Medicina Universitaria 2010;12(46):39-46
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