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Escrito el día 05-junio-2018 por Juan Toral
Se acerca el verano y aumentan las ganas de viajar en busca de dejar aparcadas las obligaciones, descubrir mundo y vivir experiencias que llenen de recuerdos nuestra vida. Aunque en los últimos años, las reglas han cambiado un poco ya que vivimos en un mundo tan interconectado que los viajes y las vacaciones no se limitan a los meses estivales sino que la oportunidad para explorar y descubrir mundo no entiende de periodos prestablecidos.
El boom de las tecnologías, el auge de internet y la necesidad de estar interconectados ha hecho del mundo un lugar interconectado. Hay necesidad de conocimiento, curiosidad por descubrir lugares nuevos.
Ahora que la crisis parece querer irse, es buen momento para aflojar el cinturón que durante tantos años hemos mantenido apretados y retomar deseos que han podido quedar aparcados en los últimos tiempos, por lo que las cifras de los viajes están de nuevo reflotando, síntoma indirecto de la mejora en la economía microscópica, esa que hace que las familias puedan darse algunas alegrías en forma de “capricho”.
Muchos son los destinos posibles: los hay que prefieren playa, otros montaña; está la gente que busca oxigenar mente y cuerpo en la naturaleza; los más aventureros se cuelgan la mochila y cruzan el charco. Están los que prefieren el producto nacional y se pierden por alguno de los lugares con tanto encanto que hay en España y también están los que quieren descubrir Europa, esa comunidad de naciones vecinas que tanto ha crecido con la alianza en forma de Unión Europea, un abanico de tradiciones, culturas, gastronomías y países que bien merece un viaje.
Soy un ferviente defensor de que viajar te hace crecer como persona y que parte de los mejores recuerdos que adquirimos a lo largo de la vida lo hacemos en nuestros viajes. Ahora bien, como médico me toca recordar la necesidad de asegurar nuestro viaje para hacer que unos días que hemos esperado con ansía todo el año pasen de sueño a pesadilla.
La persona que emprende un viaje suele verse en plenas condiciones físicas y lo último en lo que piensa es que puede ocurrir algún problema durante las vacaciones en forma de accidente o enfermedad. Preparamos itinerarios, equipaje, hacemos reservas para los mejores museos o el restaurante al que deseamos ir…pero se nos suele pasar por alto asegurar nuestro viaje, sobre todo si no nos vamos muy lejos de casa donde uno tiene la sensación de que nada malo le va a pasar. Es habitual que si hacemos grandes viajes y visitamos América, Sudamérica o el sudeste asiático solamos sacarnos un seguro de viaje por temor a lo desconocido y cubrirnos las espaldas, pero si optamos por Europa suele pasarse por alto este detalle. Y luego si enfermamos en nuestro destino vienen las dudas y los lamentos sobre si nos atenderán o no, y en el caso de que lo hagan, si tendremos que pagar luego la asistencia médica. Así, que para que nada de amargue tus vacaciones, muy atenta/o a las siguientes pinceladas sobre la Tarjeta Sanitaria Europea:
¿Qué es la Tarjeta Sanitaria Europea?
Es un documento personal e intransferible que acredita a la persona a recibir atención médica pública en las mismas condiciones que los habitantes del país de la Unión Europea en el que se encuentre.
¿Por qué debo sacarme la Tarjeta Sanitaria Europea?
Para tu total tranquilidad si vas a viajar por Europa. Con esta tarjeta tu estancia en el hospital o cualquier acto médico quedará cubierto por la Seguridad Social de España y tú no tendrás que pagar absolutamente nada.
Esta tarjeta asegura la cobertura en los viajes realizados por motivos laborales, de estudio (muy indicada para los Erasmus) y de turismo.
¿Quién puede solicitar la Tarjeta Sanitaria Europea?
Para optar a esta tarjeta tienes que ser titular o beneficiario de asistencia sanitaria pública en España, o sea, estar cubierto por la Seguridad Social.
¿Cómo solicitar la Tarjeta Sanitaria Europea?
Existen tres formas para que cada persona elija la que más cómoda le resulta. Se puede hacer la gestión por Internet, en tu oficina de la Seguridad Social o por teléfono. Al final del post encontrarás un link donde se explica de manera más detallada cómo hacerlo.
¿Cuándo iniciar los trámites para pedir la Tarjeta Sanitaria Europea?
Mi consejo es que lo hagas al mismo tiempo que empiezas a planificar tu viaje por cualquier país de la Unión Europea. En ocasiones el papeleo puede demorarse un poco (normalmente tarda 10 días) así que no esperes a última hora para solicitarla.
En casos de urgencia se puede pedir una tarjeta “exprés” y puedes obtener un certificado provisional sustitutorio que tendría validez de 90 días pero mi consejo es que mejor prevenir que curar y que solicites la tarjeta por los trámites tradicionales.
¿En qué países puedo usar la Tarjeta Sanitaria Europea?
Apunta y mira si tu destino está entre los países de esta lista: Alemania, Austria, Bélgica, Bulgaria, Chipre, República Checa, Croacia, Dinamarca, Eslovaquia, Eslovenia, España, Estonia, Finlandia, Francia, Alemania, Grecia, Hungría, Irlanda, Italia, Letonia, Lituania, Luxemburgo, Malta, Países Bajos, Polonia, Portugal, Reino Unido, Rumanía, Suecia, Suiza, Islandia, Liechtenstein y Noruega.
¿Necesitan los bebés sacarse su Tarjeta Sanitaria Europea?
En principio no ya que están cubiertos por la de sus padres. Aún así, si lo deseas también puedes solicitarlo sin problemas. Lo que sí es conveniente es que los más pequeños viajen bien documentados con DNI y pasaporte.
¿Cuánto dinero vale sacarse la Tarjeta Sanitaria Europea?
Nada, el proceso es totalmente GRATIS
¿Cuánto tiempo dura la Tarjeta Sanitaria Europea?
Salvo grandes cambios en el estado de la persona, lo normal es que la cobertura de esta tarjeta esté vigente durante 2 años.
Para más información sobre cualquier trámite y/o cobertura de la Tarjeta Sanitaria Europea pincha en el link (actualizado año 2.018)
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