Categoría: Reflexiones
Escrito el día 28-octubre-2013 por Juan Toral
Hospital Universitario de Gran Canaria Dr. Negrín
Hospital 3er nivel
Sábado 3:40 PM
Motivo de Consulta: “Refiere que no se puede quitar la lentilla ojo izquierdo
Algo no funciona en el circuito sanitario cuando a unas Urgencias referentes de tercer nivel llega derivado un motivo de consulta tan esperpéntico como el de la imagen. La recepción de un paciente así, más allá de las horas poco decorosas para atender este tipo de urgencias “vitales” es un claro ejemplo de que algo se está haciendo mal.
Desde el sector sanitario, saturados por la carga sanitaria a la que nos enfrentamos día a día, solemos ver siempre la paja en el ojo ajena que la viga en el propio. Es más fácil quejarnos de nuestra mala suerte, de la nula educación sanitaria de los pacientes que suelen dejarnos con la sensación de que las Urgencias en ocasiones son un Centro de Salud de macroscópicas magnitudes en las que la gente suele acudir por un dolor inespecífico de meses de duración en busca de respuestas inmediatas, de la resonancia de turno para evitar las cada vez más dilatadas listas de espera o la valoración por el especialista de turno ignorando los protocolos por los que se rigen los servicios de Urgencias.
Y en parte, en muchas de estas percepciones se tiene parte de razón ya que hay una escasa cultura médica entre los pacientes que en parte acuden viciados o mal influenciados por el boca a boca popular que genera usuarios demandantes y encabronados por la ineficacia con el que el sistema otorga a la Atención Primaria. Sin ir más lejos, hace unos años cuando aún estaba cursando Bachillerato y tras jugar por la tarde un partido de fútbol en el que recibí una patada en la uña del dedo gordo, comencé a tener dolor y un hematoma sobre el que decidí acudir por la noche cuando volvía a mi casa de fiesta. Aún recuerdo la cara de indignación, cansancio y resignación del médico que me vio en su día al que llegué a criticar al llegar a mi casa por las formas poco “profesionales” en las que me había atendido, sin llegar en ningún momento a poner en tela de juicio el motivo de mi consulta, la hora de la misma y su indicación.
Pero en ocasiones, estos despropósitos sanitarios vienen predeterminados por la mala práctica de compañeros, que hacen (hacemos) aún más patente el fracaso del tinglado sanitario que en situaciones como las recientemente vividas con la lentilla, desmontan las razones que se escapan de lógicas y guías de práctica clínica. Y es que tiene delito ir a Urgencias del Hospital de referencia a las 3:40 horas de la madrugada por sentir que no puedes quitarte una lentilla, pero más delito tiene si vienes derivado por otro médico que valoró inicialmente al paciente y al que mandó a Las Palmas desde La Aldea, que para el que desconozca la orografía canaria, se separan por una carretera infernal con más de 300 curvas en las que se tarda hora y media hasta llegar al destino, si antes no has tenido ningún percance por esa carretera infernal que conecta el interior de las Islas. Pero el despropósito no termina aquí ya que cuando valoras al paciente compruebas que el paciente no porta lentilla alguna que quitar, sino tan sólo la irritación conjuntival de la manipulación realizada en la valoración inicial.
Y llegado a ese punto de las 4 de la madrugada no sabes si reír o si llorar, si “regañar” (algunos llaman educar) al paciente sobre el uso de los diferentes servicios de Urgencias o si apiadarte de su mala suerte que le hace estar en vela como tú por un mal menor al que se vio en este caso obligado por una indicación mal encaminada, de un paciente que en esos momentos es tan víctima como tú de los caprichosos destinos que puede tomar la Medicina.
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